Análisis

¿Viva la política?

Un acontecimiento tan áspero como es una moción de censura contra un presidente del Gobierno ha servido, curiosamente, para mostrarnos la cara más saludable del ejercicio de la política

Pedro Sánchez y Mariano Rajoy se saludan tras finalizar la sesión.

Pedro Sánchez y Mariano Rajoy se saludan tras finalizar la sesión. / periodico

Olga Ruiz

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He estado a punto de  poner el título de este artículo entre signos de admiración pero no me he atrevido, no todavía. Estamos tan acostumbrados a llamar política a lo que no lo es, que nos hemos vuelto descreídos hasta la médula. Es normal, el politiqueo corrosivo de los últimos tiempos ha abrasado nuestra democracia. Nos han rociado con política sulfúrica, y así estamos: irreconocibles, desfigurados. Por eso, lo que ha pasado estos dos últimos días en el Congreso de los Diputados, es una especie de ensoñación de lo que debería ser la política, de lo que debemos exigirle a nuestros representantes, pero también a nosotros mismos que, como ciudadanos, tampoco hemos estado muy finos últimamente.

Política es no tenerlas todas consigo, es ser consciente de que para conseguir hay que perseguir, y esto no es otra cosa que negociar, hablar, debatir y ceder, sobre todo ceder, verbo que podemos sustituir por tolerar, legar, convenir, aflojar y confiar. El resultado al conjugar uno u otro no varía: siempre da salud democrática. 

Ceder tiene también una acepción imprescindible: perder la tirantez de la forma original. En política, es imprescindible adaptar la forma para que tengan cabida los otros, debería haber espacio para todos los que acepten un viaje sin asiento disponible, apretujados y a ratos mareante. Definitivamente 'ceder' es ese verbo mágico que todo lo puede.

Un acontecimiento tan áspero como es una moción de censura contra un presidente del Gobierno ha servido, curiosamente, para mostrarnos la cara más saludable del ejercicio de la política, la más efectiva y esperanzadora. La que no viene con la política y el voto decidido de antemano, la que lo araña, disputa y defiende en el hemiciclo. Carrusel deportivo: minuto y resultado. Así han sido estas horas.

Vencedores y perdedores

Y sí, como en cualquier partido hay vencedores y perdedores, ambos en plural. Los que han perdido, han perdido mucho y lo que han ganado, recogen un trofeo de plastilina, moldeable y de diferentes colores. Aunque, lo que más satisfaga a los ganadores sea, probablemente, la sensación de haber participado que, al fin y al cabo, como siempre nos dicen, es lo importante.

En el deporte, como en la vida, es importante saber perder. En política, como en la vida es importante no confundir fechas. Siempre mejor la fecha de consumo preferente antes que la fecha de caducidad. Aunque el exministro Arias Cañete tuviera sus dudas. La acidez no sienta por igual a todo el mundo. Es cuestión de estómago.

Espero que la política contra los otros también haya caducado. Tenemos empacho crónico. Que piensen bien cómo se construyen unos y cómo se reconstruyen los otros. Que se encuentren los que nos han transmitido sensación de desnortados. Les necesitamos a todos para que haya partido. Eso sí, otro partido. En España el tiempo de 'House of cards' se ha acabado, ha llegado el tiempo de 'Borgen'. Ahora sí: ¡Viva la política!