IDEAS

Queridos directores pretenciosos

Prefiero mil veces al director que pretende y que provoca que al que camina sobre seguro

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zentauroepp43354617 david robert mitchell180516211902 / AFP / LAURENT EMMANUEL

Desireé de Fez

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Provocador y pretencioso. Intento recordar en qué momento esos adjetivos se convirtieron (o, mejor dicho, los convertimos) en algo exclusivamente negativo para referirse a un cineasta. Y, al mismo tiempo, rompo una lanza a favor de los directores provocadores y pretenciosos. No estaría mal revisar, matizar o desmontar esos calificativos. Sobre todo en un momento de opiniones urgentes, polarizadas y furiosas en el que se usan de forma aún más despectiva.

Muero de ganas de ver 'The house that Jack built' y 'Under the silver lake', supuestamente la película más provocadora y la más pretenciosa del pasado Cannes. También se ha escrito mucho y muy bien sobre ellas, pero es innegable que ya llevan esos letreros. Entiendo que ese descrédito pueda echar para atrás a muchos, pero en mí tiene justo el efecto contrario. Si una película molesta por provocadora o por pretenciosa, me obsesiono con ella y soy incapaz de controlar las ganas de verla. La razón es sencilla. Prefiero mil veces al director que pretende y que provoca, que no se deja amedrentar, se mete en jardines y enloquece, que al que camina sobre seguro. Es obvio que de esa actitud surgen despropósitos, películas donde se fuerza tanto la maquinaria que se acaba cayendo en el disparate. Pero hay algo entre perezoso, injusto y contraproducente en ventilarse esas obras diciendo que su autor es un presuntuoso o un provocador.

Preguntémonos por qué una película es mala, pero no le quitemos al director las ganas de volver a liarla

Preguntémonos por qué son malas, pero no le quitemos al director las ganas de volver a liarla. Es una pésima idea, una defensa inconsciente del cine domesticado. Es curiosa, además, la tendencia a tratar de pretenciosos a los directores relativamente nuevos que, tras llamar la atención con una película, se desmelenan en la siguiente. Como por arte de magia, todo lo bueno de la anterior es cuestionable en la nueva (sobre la que, por lo general, la atención es mayor). Ahora le ha tocado a David Robert Mitchell ('It follows', 'Under the silver lake'). Sacamos rápido el "no te flipes", como si el desmelene solo se le consintiera a maestros veteranos como David Lynch y el resto tuvieran que picar piedra antes de tirarse a la piscina.