ANÁLISIS

Si yo fuera Iniesta llamaría a Karius

Al portero del Liverpool le vendría muy bien que el barcelonista le contase cómo se vence una depresión

Karius, lamentándose tras sus errores en la final.

Karius, lamentándose tras sus errores en la final. / periodico

Iosu de la Torre

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Si yo fuera Andrés Iniesta buscaría a Loris Karius para darle un abrazo y contarle que es posible salir de una depresión. El aún barcelonista, el jugador infinito, debería citarse con el aún portero del Liverpool para compartir la experiencia que le tuvo bloqueado casi una temporada, la del 2009-2010. Aquel gol que dio un Mundial a 'la Roja' cicatrizó la brecha abierta tras la muerte repentina de su amigo Dani Jarque. 

En estos días recientes hemos escuchado el relato de Iniesta en el 'chester' de Risto Mejide y en el 'chiquiparc' de Pablo Motos. También, como millones de espectadores, hemos asistido a las enormes pifias de Karius en la final de la Champions. El 8 azulgrana ya explicó aquel episodio gris de su carrera en un libro autobiográfico. Gracias a las redes, el eco de sus palabras se multiplica como bálsamo y receta. Iniesta se abre de carnes y diez años después lo revisa con esa tranquilidad que siempre le acompaña. Haría bien en buscar a Karius para reconfortarlo, alejarle de las bromas y de las miradas obscenas.

Son muchos los deportistas de élite que sufren en silencio los efectos del torbellino emocional que desata el estatus en los que la sociedad los instala. Viven en una nube, se siente diferentes, superiores, cuando en realidad son igual que el resto de las personas. El sofrólogo Ignacio Ventura, pionero en el cuidado de la salud mental de los deportistas, advierte de que hay que dejar de tenerle miedo a la posibilidad de errar.

Salir del agujero

A Karius (24 años) se le intuye desvastado, indefenso, apartado de su realidad, desaparecido. Iniesta, y los psiquiatras que le ayudaron a salir del agujero le hablarán de terapias que curan, de que, sin duda, se pasa mal pero que de estas situaciones se puede salir. O que por lo menos se aprende a llevar el peso de esa mochila sin llegar a resquebrajarse. Hará bien Karius en tomarse a guasa la propuesta que le ha hecho el presidente del Rimini, club de la tercera división italiana, para que ingrese en sus filas como remedio para superar el 'shock' de Kiev.

Si yo fuera Andrés Iniesta buscaría a Cristiano Ronaldo para aconsejarle algún profesional que le suavice los ataques egocentristas. Que le explique que sentirse número uno del fútbol mundial cuando ese es otro puede ser muy duro, que, aunque el madridista llegue tarde, si algo distingue al fútbol es ser un deporte colectivo, que el éxito de un equipo es el de uno mismo.

Si yo fuera Andrés Iniesta también buscaría a Sergio Ramos, aunque la agresividad del defensa del Madrid no tenga remedio. Pregunténselo a Moa Salah, el 'crack' herido de Egipto.