Incompetencia pública

¿Por qué nunca cumplen los plazos de las obras?

Todos nos alegramos ­algunos más que otros- de la inauguración del precioso Mercat de Sant Antoni, enhorabuena. Pero nadie ha dado explicaciones y pedido perdón por la década que ha durado la obra

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Juli Capella

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No hay actividad que más plazca un político que poner primeras piedras y cortar cintas de inauguración. Son dos ceremonias de inflamación ególatra y recolección de votos. Por eso hay tantas noticias anunciando nuevos proyectos, y tantas otras publicitando inauguraciones. Pero nunca se suceden con el lapso previsto. Entre el 'belén' de primera piedra y el 'belén' de inauguración siempre hay una demora injustificable. 

Todos nos alegramos ­–algunos más que otros– de la inauguración del precioso Mercat de Sant Antoni, enhorabuena. Pero nadie ha dado explicaciones y pedido perdón por la década que ha durado la obra. Cualquier promotor avispado la hubiese zanjado en la mitad de tiempo. Nadie ha asumido responsabilidades por los plazos que ellos mismos han incumplido. Siempre hay excusas, que si yo no fui, que si las ruinas, que si la crisis. Pero es un modus operandi. Tienen inmunidad y no quita votos.

Veamos un caso flagrante, el Born, estuvo 25 años cerrado, muchos en obras, fastidiando a los vecinos del barrio. Pero cuando se inauguró a bombo y platillo –aquí no se trata de valorar su uso final– ningún político de los presentes en la foto, dijo nada al respecto, ni siquiera una leve autocrítica. Hay muchos más casos de incompetencia que nos hemos acostumbrado a sufrir: la plaza de Lesseps, la estación de la Sagrera, o el surrealista destripamiento de la plaza de las Glòries, abierta en canal desde el 2012. Cuando se inaugure, nadie se responsabilizará por los incumplimientos de plazos comprometidos. Y hasta aquí no se ha mentado el asunto económico, más grave aún si cabe, pues todos esos proyectos han disparado sistemáticamente su presupuesto. Y nadie ha dicho ni mu.  

Acostumbrados a la inoperancia pública, no es de extrañar que medre la privada. Me apuesto a que la Sagrada Familia –claro que cuentan con ayuda divina– estará acabada en el 2026, tal como han anunciado y la típica mofa al respecto a la duración del templo concluirá.

Qué vergüenza para nuestros políticos. Si la tuvieran.