Feminismo con dudas

Pezones libres

Preocupa que el Observatorio de Género colabore en una consulta a las mujeres sobre si debe permitirse hacer toples en piscinas

Las mujeres de L¿Ametlla del Vallès decidirán si se permite hacer 'topless' en las piscinas municipales

Las mujeres de L¿Ametlla del Vallès decidirán si se permite hacer 'topless' en las piscinas municipales / periodico

Marta Roqueta

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El Ayuntamiento de L’Ametlla del Vallès (Vallès Oriental) consulta a las mujeres de la localidad si les permite hacer toples en las piscinas municipales. Lo ha decidido asesorado por el Observatorio de Igualdad de Género de la Generalitat, en respuesta a la polémica del verano pasado, cuando a dos mujeres se las instó a taparse los pechos bajo amenaza de multa.

El consistorio asegura que con la consulta se da voz a las mujeres. Si de lo que se trata es de que las mujeres decidan sobre su cuerpo, lo mejor es levantar la prohibición. Así, la mujer que quiera se podrá descubrir los pechos y la que no quiera podrá seguir como ahora, tapándoselos. Con consultas como esta, las mujeres, sobre todo las que tienen pensado votar que no se levante la prohibición, no solo decidimos sobre nuestro cuerpo, sino sobre el de las demás.

Que los hombres vayan a pezón descubierto en las piscinas y las mujeres no es debido a que otorgamos a los pechos de ellas un alto componente erótico, hasta el punto de establecer en qué contextos es adecuado mostrarlos y en cuáles no. Lo hacemos en base a convenciones de género que sitúan a la mujer al servicio de los deseos del hombre heterosexual o bisexual. En tanto que lectura del cuerpo femenino basada en relaciones de poder emanadas del género, toda la sociedad participa en su mantenimiento. También disciplina a las que rompen la norma, ya sea con desaprobación social, acoso sexual o normativas cuyo incumplimiento acarrea multas.

Así pues, que las mujeres decidan sobre los toples de las demás no solo adjudica a las oprimidas la decisión de disciplinar o no a la discordante, sino que disculpa a la sociedad en general, y a los hombres en particular, de las consecuencias de la cosificación de las mujeres en el espacio público y de su responsabilidad en evitarla. Que un organismo público que lucha contra las desigualdades de género como es el Observatorio de Género haya asesorado al ayuntamiento en la toma de tan nefasta decisión es preocupante.