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Utopía americana

David Byrne, el pasado día 25 en el festival Sasquatch, en Washington.

David Byrne, el pasado día 25 en el festival Sasquatch, en Washington. / periodico

Ramón de España

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Aunque suena a novela de Philip Roth, 'American Utopia' es el título del último disco de David Byrne, que reconozco haber comprado por una mezcla de fe, esperanza y militancia pop, ya que algunas de sus más recientes obras me habían decepcionado de mala manera: 'Love this giant' (2012), su colaboración con St. Vincent era tan interesante como alegre y divertida, pero su segundo disco con Brian Eno, 'Everything that happens Will happen today' (2008) era como un plato insípido y a medio cocinar que en nada recordaba a su primera y fascinante obra conjunta, 'My life in the Bush of ghosts' (1981), y su opereta sobre Imelda Marcos, 'Here lies love' (2010), me pareció un confuso ladrillo, con ribetes de musical de Broadway, de muy difícil digestión. Menos mal que se ha impuesto la fe, ya que 'American Utopia' – que es, de hecho, su tercera colaboración con Eno, ya que casi todas las canciones están compuestas a medias- es un disco magnífico que nos devuelve al Byrne de 'Grown backwards' (2004), su última gran colección de canciones, un disco de baladas y medios tiempos que se beneficia de la electrónica nada invasiva de su socio Brian Eno: después de oírlo, les perdonas la banalidad de su esfuerzo anterior.

David Byrne lleva alegrándome la vida y ampliando mi universo cultural desde 1977, año en el que apareció el primer disco de su grupo, The talking heads, disuelto en 1991. Como David Bowie y el primer Bryan Ferry, Byrne ha hecho lo que ha podido para convertir la música pop en un elemento más del arte contemporáneo, actitud que uno echa a faltar bastante en la escena actual. Desde su sello Luaka Bop ha introducido en Europa y Estados Unidos músicas de otros lugares del mundo a las que no se suele prestar la atención merecida. Ha compuesto piezas para ballet y hasta para la televisión (la magnífica serie de HBO 'Big love'). Ha publicado libros, que oscilan entre el fascinante 'Strange ritual' y el aburridísimo 'The bycicle diaries' (vale, puede que mi condición de no ciclista influyese en que abandonara su lectura en la página 30). Y me cuentan que ha reformado a los Talking Heads para una gira que pasará por Barcelona y que me obligará a abandonar por una noche el sofá, Netflix y las pantuflas. Tipos como David Byrne son los que hacen progresar el pop. Debería haber muchos más como él, pero cada vez hay menos.

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