Antoni Traveria, el guardián de un tesoro

Casa Amèrica Catalunya es la denominación actual de uno de los tesoros que tenemos en el país. Entidad centenaria, fue inaugurada en el año 1911 para reforzar los vínculos que unían a los pueblos de ambos lados del Atlántico y para mantener los lazos culturales y comerciales tras la derrota del 98. Ha llevado los nombres de 'Casa América de Barcelona', 'Instituto de Estudios Hispánicos' o 'Instituto Catalán de Cooperación Iberoamericana', pero nadie puede negar que desde hace más de 10 años es la Casa de Antoni Traveria. 

Él ha mantenido la concepción americanista de la institución, ha hecho posible la coordinación de intereses privados e intereses públicos y ha facilitado que las administraciones públicas trabajasen juntas. No es poca cosa, hoy en día. 

La Casa en sí misma es un tesoro: las actividades diarias que promueve, los lazos con la comunidad latinoamericana, espacio de acogida para intelectuales, escritores, políticos, artistas, a los que siempre ha cuidado... En las épocas oscuras al oeste del Atlántico, sobre todo entre el 39 y los años 60, se convirtió en refugio y cuidó la huella catalana - y la cuida todavía -, y en las épocas duras al este del Atlántico, se ha consolidado como espacio de acogida de personas, ideas y valores. 

El archivo

La Casa de Traveria conserva también un tesoro a menudo desconocido: su archivo. Le debemos el archivo al cónsul general de México en Barcelona acabada la Guerra Civil. Elaboró un pergamino en el que hizo constar que los archivos y la documentación son propiedad de toda la comunidad de naciones iberoamericanas, y lo firmó junto a una docena de cónsules acreditados en la ciudad. Las tropas franquistas que realizaron el expolio cultural tuvieron que frenarse ante este documento, y el archivo permanecio intacto. El pergamino ocupa un lugar destacado en el despacho de Toni Traveria. 

El mes pasado recibió el Premio BarnaSants a título personal, y suyo es el mérito de la Cruz de Sant Jordi y la Medalla de Oro de la Ciudad que ha recibido Casa Amèrica. Conversador incansable, tertuliano reconocido, gran periodista cargado de información y anécdotas de tantos y tantos años de dedicación a los asuntos latinoamericanos. Entre su legado, las entrevistas con todos los líderes políticos y todas las lideresas políticas, las jornadas sobre el papel de las mujeres políticas en América del Sur, las exposiciones sobre personas desaparecidas... Mil historias, como la grabación de la negativa del Gobierno de Pinochet a que Joan Manuel Serrat bajara del avión para dar un concierto en Santiago de Chile o los itinerarios literarios por el boom latinoamericano en Barcelona. 

Nos quedará siempre el apoyo al colectivo de periodistas, con el Premio a la Libertad de Expresión, el Premio Joan Alsina de Derechos Humanos; tanta y tanta obra. 

El viernes me llamó para comentar la agenda de la semana, el congreso de LASA, la visita de Ernesto Samper,  Colombia. Y acabamos la conversación con las palabras de Salvador Allende: "Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor".