Dos miradas

El editor

La tradición del país se fundamenta en ideas democráticas sólidas, aniquiladas por el fascismo. Desde Trueta a Pau Casals, desde Josep M. Corredor a Màrius Torres. Y los cito porque son autores que el editor Quim Torra publicó

El president de la Generalitat, Quim Torra, entrevistado por Mònica Terribas.

El president de la Generalitat, Quim Torra, entrevistado por Mònica Terribas. / periodico

Josep Maria Fonalleras

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La eficacia de los mantras radica en la repetición. A medida que se invocan, que se pronuncian, tienden a la solidificación, es decir, a la permanencia. Se hace real lo que proclaman. Estos meses hemos asistido a varias ceremonias que tratan de definir el espacio mental que después debe tomar forma como explicación de la realidad o como relato jurídico de los hechos. "Tumultuoso", por ejemplo, se fue repitiendo para adecuarlo, con posterioridad, a la definición penal que lo citaba. La "violencia" ha sido otra cancioncilla repetida. Y ahora nos encontramos ante una nueva estrategia que consiste en hablar de "supremacismo", "xenofobia" y "ultranacionalismo" para calificar al movimiento independentista.

Ciertamente hay comentarios de Quim Torra que hacen estremecer. No me puedo sentir más alejado de su reivindicación de los hermanos Badia, a quien el presidente considera "merecedores de estar en el panteón de los catalanes honorables". Me repugna mucho. Y también estoy en las antípodas de muchos de sus comentarios. Pero de ahí a pensar que la reivindicación catalana deriva hacia postulados de extrema derecha hay un precipicio ideológico. La tradición del país se fundamenta en ideas democráticas sólidas, aniquiladas precisamente por el fascismo. Desde Trueta a Pau Casals, desde Josep M. Corredor a Màrius Torres. Y cito estos no porque sí, sino porque son autores que el editor Quim Torra, ahora presidente, ha publicado y reivindicado.