IDEAS

Mercero, el mejor director de emociones

zentauroepp11878923 md38  madrid  2 11 2009   fotograf a de archivo  1 2 07  del180512133718

zentauroepp11878923 md38 madrid 2 11 2009 fotograf a de archivo 1 2 07 del180512133718 / ALBERTO MARTIN

Albert Espinosa

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Artículo 588. Ya tenía acabado el artículo de esta semana cuando supe de la muerte de mi amigo Antonio Mercero. Escribir este artículo, segundos después de conocer su desaparición, hace que se junten en mi mente muchos sentimientos.

Juntos hicimos 'Planta 4ª' y sentí que junto a él aprendí toda una profesión. Me entusiasmaba ese enorme cuadro de John Ford rodando un wéstern que presidía su salón y como él le pedía  siempre consejo antes de cada rodaje. Para él, John Ford era su dios cinematográfico y aquel cuadro era el conducto perfecto para poder hablar con él.

Con Antonio Mercero hicimos 'Planta 4ª' y sentí que junto a él aprendí toda una profesión

El alzhéimer nos robó parte de Antonio pero él siempre estuvo ahí. Para mí era el símbolo de la lucha. Aunque él nos haya olvidado, nosotros jamás le olvidaremos.

Recuerdo que cuando el alzhéimer ya había atacado y ya no recordaba muchas cosas, vimos 'Planta 4ª' juntos en su casa. La miró entera sonriendo como si fuera la primera vez que la observaba. Cuando acabó la sesión estaba entusiasmado y me preguntó quién la había dirigido. Le dije que él y su cara de felicidad fue extraordinaria. Estaba orgulloso de descubrir algo que él había creado. Lloramos y reímos tanto aquel día.

Amigo, mentor y buena persona

Hoy se va un amigo, un mentor, una buena persona y, sobre todo, el mejor director de emociones de este país. Yo crecí con 'Verano azul', que me parece una serie muy valiente que abordaba la muerte y el dolor de los que amas.

Hoy marchas, Antonio, pero en ‘Verano azul’ ya nos enseñaste que no hay que estar triste. Por ello pondré en mi salón una fotografía que tengo de cuando rodabas ‘Planta 4ª’.  Y  hablaré contigo como tú hacías con John Ford, pero no solo de cine sino de cualquier emoción, porque la gran suerte de conocerte no fue hacer películas contigo sino descubrir que tú fuerza residía en la forma increíble de amar este mundo con humor y honestidad.

Sabía que este día llegaría pero, también, que merecías descansar porque no has parado de luchar. Te quiero amigo.