¿El descenso del PP es definitivo o pasajero?
Desde las elecciones del 2016, los populares han bajado 11 puntos y mientras, Cs ha subido 10
Joan Tapia
Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.
Joan Tapia
Si los datos de la encuesta del CISencuestaCIS se confirman, tras las próximas elecciones tendremos una realidad con dos rasgos principales. Uno, que ya no habrá bipartidismo, sino un empate a tres. La distancia entre el PP y el PSOE, con Cs en medio, es de solo 2 puntos (24 a 22%). Incluso se podría hablar de empate a cuatro porque Podemos está en el 19,6%.
El segundo rasgo es que la gobernabilidad seguirá siendo difícil. Según la atribución de escaños que, en base al CIS, hace Narciso Michavila (GAD 3), el PP y el PSOE obtienen 95 y 90 diputados mientras que Cs y Podemos empatan a 69. ¿Consecuencias? Aunque la derecha suma más que la izquierda, no tendría mayoría (164 escaños). Menos todavía la izquierda (159). Y tampoco el pacto PSOE-Cs (también 159). Una coalición de la derecha apoyada en los nacionalistas es imposible y solo con el PNV quedaría lejos de los 176 de la mayoría absoluta. Solo una gran coalición PP-PSOE podría gobernar con comodidad (185 diputados). ¿Totalmente imposible?
La creciente dificultad para gobernar por la eclosión de nuevos partidos populistas es un fenómeno europeo. Lo hemos visto en Alemania. Y lo más probable es que en Italia se tengan que repetir las recientes elecciones. En estos dos países, el populismo ha complicado las cosas. En España también, si unimos a este componente la rebelión -en gran parte justificada- contra los dos grandes partidos.
La encuesta muestra también que el PP ha perdido nada menos que 11 puntos desde las legislativas del 2016, que Cs ha ganado 10, que el PSOE está estable pero no despega (pierde 0,7 puntos) y que Podemos tiene una lenta erosión (pierde 1,5 puntos).
Los excesos se pagan
El incremento del dominio de Cs sobre el voto de centroderecha se debe en parte a la agudización de la crisis catalana. Y tampoco sabemos si es un fenómeno permanente o pasajero. Quizá sea definitivo, porque el PP tiene problemas graves desde hace demasiado tiempo y, aunque Mariano Rajoy tiene capacidad de supervivencia, los excesos se acaban pagando.
Pero también puede ser reversible. Primero porque si la crisis catalana sigue lastrando la política española, puede acabar pasando también factura a Albert Rivera. Pero hay otra razón. Ahora la economía tira, pero hay malestar e inquietud social, y expresarse en las encuestas contra el poder (Rajoy) es gratis. Gane quien gane en las encuesta, Rajoy seguirá gobernando.
Hoy por hoy las encuestas son como las elecciones parciales en muchos países. Las acostumbra a ganar la oposición, pues es una forma de protestar y expresar malhumor sin consecuencias. Luego, a la hora de votar, pesa más lo que se crea que interesa (el mal menor).
La incógnita del PSOE
No sabemos, pues, si estamos ante un declive irreversible del PP, o ante un fenómeno significativo pero reconducible. Mucho dependerá de si es más hábil Rajoy renovando vestuario, o Rivera transmitiendo seguridad. Y de la incógnita del PSOE, que tiene una gran estabilidad del voto que le queda, pero que no logra recuperar el voto que emigró a la derecha (PP y Cs) o a la radicalidad (Podemos).
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