IDEAS

La huella de Agatha Christie

Una imagen promocional de 'La casa torcida'

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Jordi Puntí

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De pronto parece que las intrigas de Agatha Christie vuelven a estar de moda, pero lo más probable es que nunca desaparecieron del todo. Sus libros se siguen reeditando -en castellano en Espasa Calpe- y ahora mismo en el teatro Apolo se puede ver una de sus adaptaciones clásicas, Y no quedará ninguno. Además los que aún tenemos la vieja manía del zapping televisivo sabemos que es habitual caer en alguna reposición de los casos de Miss Marple, o de Hércules Poirot, ya sea en el formato tradicional británico o en los delirios coloristas de la producción francesa Los pequeños asesinatos de Agatha Christie.

De pronto parece que sus intrigas vuelven a estar de moda, pero lo más probable es que nunca desaparecieron del todo

Es de suponer que este regreso se debe en parte al éxito mundial de la novela negra y su exploración de las formas del mal, incluso cuando hay que guardar las apariencias. Las tramas de Agatha Christie y los giros sorprendentes fueron siempre su punto fuerte, toda una escuela, pero también muestran una fascinación por un mundo -el de la sociedad clasista británica y en especial de las clases altas- que con los años se ha convertido en un género por sí mismo, un estereotipo hecho de mansiones y jardines, hijos díscolos, damas que toman el té, criadas con un secreto en el pasado, viejos coroneles que hicieron la guerra...

Es, por así decirlo, la recreación del mundo que ha hecho fortuna con la serie Downton Abbey, y eso explicaría el retorno a Agatha Christie. Se nota en dos producciones de Hollywood recientes, con profusión de estrellas, como son La casa torcida, actualmente en los cines, y el remake de Asesinato en el Orient Express. Hace poco, también, la BBC ha estrenado la miniserie Ordeal by innocence, adaptación de la novela Inocencia trágica. Como casi siempre, hay un crimen en una familia rica que vive en un castillo, y con un grupo de sospechosos bajo un mismo techo, pero la novedad es que la guionista y la directora de la serie optaron por cambiar de asesino, en un intento de modernizar la novela. La decisión es valiente y no ha gustado nada a los viejos seguidores de Agatha Christie, pero a su vez abre una puerta a desconfiar de los tópicos británicos: ahora resultará que los mayordomos también tienen un buen corazón.