ANÁLISIS

El cambio de discurso de Zidane

El entrenador del Real Madrid deja de decir que la Liga le ilusiona más que levantar la Champions

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Carlos F. Marcote

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Ganó Zinedine Zidane la Liga con el Madrid la temporada pasada y proclamó a los cuatro vientos que para él es tan importante o más adjudicarse el título liguero que la Champions. Por lo menos más difícil de conseguirlo y a él personalmente le produjo mayor satisfacción que haber levantado la Champions un año antes.

Volvió a llevar el equipo blanco a lo más alto del fútbol continental y de nuevo reiteró que lo que hace verdaderamente grande a un equipo es ganar el campeonato de la regularidad en un país como España. Pensaba inevitablemente en que la mayor dificultad era superar a lo largo de todo un curso a rivales como el Barcelona o el Atlético, sobre todo a los azulgranas. 

Se destacó irremediablemente el Barça en esta edición del torneo liguero, lo tiene ganado prácticamente desde antes de primavera y 'Zizou'  insistió de nuevo a principios de abril en que lo que más ilusión le hace es ganar la Liga. Un detalle de elegancia y honestidad del entrenador blanco cuando ya no había manera de hacer sombra al cuadro barcelonista y peligraba incluso meterse en el segundo o tercer puesto de la clasificación, cuestión que sigue todavía en el alero cuando le quedan todavía cinco partidos de Liga por disputar. Ya habían eliminado al PSG y se daba por hecho que no habría problemas en la vuelta contra la Juve después del 0-3 de Turín. Luego fue otra cosa y el penalti de Benatia a Lucas lo solucionó. 

A por la tercera Champions

Ahora, a dos encuentros de sumar su tercera Champions consecutiva, algo que no ha podido conseguir ningún entrenador, su discurso ha cambiado ligeramente. No puede resultar anecdótico que ayer, cuando un periodista le planteó si da más importancia a un doblete como el que está a punto de alcanzar el Barcelona que a la Champions, respondiera que todo tiene su valor y no es cuestión de elegir entre una cosa y la otra.

Un discurso con un punto de contradicción después de lo dicho con anterioridad, aunque comprensible cuando el Madrid y él mismo se juegan todo a una carta, la de la final de Kiev, si es que el Bayern no hace una gracia en el Bernabéu el martes próximo.

Maldita gracia, en todo caso para el equipo blanco, cuyo técnico y jugadores no pueden conciliar el sueño con facilidad desde el miércoles pensando en la posibilidad de que el Bayern les haga la mitad de ocasiones que en el Allianz Arena. Las mismas y que el Madrid siga adelante, sería todo un milagro, como el de que el Atlético saliera ileso de la semifinal de la Europa League contra el Arsenal en el Emirates.

Seguir en el banquillo una campaña más

Están Zidane y su equipo a un paso de la final de Kiev y todavía se resiste a asegurar que seguirá sentándose en el banquillo del Madrid la temporada que viene. A lo más que llega es a decir que le encantaría seguir cumpliendo su contrato. Y eso que le cuentan que Florentino Pérez lo tiene claro, que el presidente no ha dejado de pensar que es su hombre para continuar dirigiendo los destinos del conjunto madridista y para meter en vereda a Neymar, cuyo aterrizaje en Madrid parece cada día más probable.

Pero el dirigente no se lo ha dicho personalmente todavía y desde luego no lo hará antes de vérselas con el Bayern. Tampoco le ha culpado ni le culpará de la devaluación de Bale y Benzema, que como monedas de cambio han perdido buena parte de su valor.