Los riesgos financieros

Invertir no es para pobres

Solo los directivos de los bancos tienen asegurado el beneficio, los pequeños inversores también pringan tarde o temprano

Foto de archivo de la bolsa de Madrid con un panel del Ibex 35.

Foto de archivo de la bolsa de Madrid con un panel del Ibex 35. / vls

JULI CAPELLA

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En el año 2001, animado por un buen amigo ecologista, me introduje en el mundo inversor. Como buen concienciado, no quise iniciarme en el infecto mundo bursátil si no en el verde. Acostumbrado a perder dinero en pequeños proyectos culturales, pensé que apostando por la silvicultura podía, esta vez sí, obtener algún beneficio, y de paso mejorar el planeta. Así es que compré ilusionado un par de lotes de nogales en el proyecto Maderas Nobles. Para disimular mi ansia especulativa, los puse a nombre de mis hijas. Porque según constaba en el folleto, al cabo de unos 18 o 20 años, justo cuando mis hijas ya fuesen mayores de edad, se podría vender la madera, obteniendo un jugoso beneficio de entre el 15% y el 23% de su valor.

El año que viene pues, les tocaba darse un paseo por la Sierra de Segura en Albacete para ver sus árboles y recoger la siembra. Tal vez les hubiese dado pena talarlos, ningún problema, el promotor ofrecía recuperar la inversión cediendo los árboles, pero no tendrán ni ese dilema. Si pasan por allí solo verán un descampado con matojos, todos los árboles murieron hace tiempo.

Bancarrota

Soy uno de los 3.000 inversores afectados que lo hemos perdido todo. Tras la bancarrota del proyecto, los únicos que han logrado salvar algo, cómo no, han sido los bancos, que se han quedado los terrenos. Y entonces me digo, ¿no hubiese sido más razonable invertir ya directamente en los bancos, que son los que siempre ganan? Pero tampoco es así. Solo los directivos tienen asegurado su beneficio, los pequeños inversores también pringan tarde o temprano. Tampoco sale a cuenta invertir en fondos, porque sistemáticamente alguien se queda tu dinero a base de comisiones. Y si ahorras, tu dinero va perdiendo valor día a día. Es el sistema, donde la inversión del pobre, curiosamente, nunca renta.

Muchos afectados están cabreados, otros lo encajan como regañina de la naturaleza por jugar con ella. Los más naíf proponen que aportemos 1.000 euros cada uno y a empezar de nuevo. Me lo estoy pensando.