La hoguera

Cárdenas y la parálisis cerebral

En un insulto y en un elogio solo debe valorarse la intención del emisor y la reacción del receptor... Cárdenas quiso lanzar una flor -con la frase "¡quién tuviera una parálisis cerebral!"- y Míriam Fernández la recogió entre risas

Javier Cárdenas, en el plató de 'Hora punta'.

Javier Cárdenas, en el plató de 'Hora punta'.

Juan Soto Ivars

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Javier Cárdenas siempre ha tenido una relación muy estrecha con la discapacidad intelectual. Se hizo famoso ridiculizando a minusválidos, agrupados en la categoría de friquis, y tras la clausura de 'Crónicas marcianas' hizo una película abominable donde continuó torturándolos un poco más. Después arrastró su dicción confusa por emisoras radiofónicas hasta caer en Europa FM, donde su éxito le ha puesto en bandeja un programa en la tele pública. Es 'Hora punta', espacio de audiencia inversamente proporcional a las tormentas tuiteras que desata.

Estoy de acuerdo con los detractores de Cárdenas en que es un tipo hortera y desabrido con maneras de abusón de colegio, pero no le se puede negar que intenta, aunque sea torpemente, enmendar sus pecados. Aunque ha hecho propaganda de terapias fraudulentas, también ha aprendido a relacionarse de otra forma con la discapacidad. Ya no los humilla, sino que los ensalza, y con este fin invitó a Míriam Fernández, campeona de 'Tú sí que vales', activista antiaborto y mujer con parálisis cerebral.

Fernández no podía hilar dos frases sin que Cárdenas y sus colaboradores babeasen y aplaudieran. Tan grande era el entusiasmo, que Cárdenas lanzó un órdago peligroso. “¡Quién tuviera una parálisis cerebral!”, exclamó. Quiso ensalzar con esto la valía de su invitada pero desató un infierno pantagruélico en las redes y la prensa. Todos los titulares han calificado de desafortunado el comentario pese a que Fernández se lo tomó a risa y no ha emitido, que sepamos, señal alguna de molestia.

Lo que me lleva a preguntarme qué significa “comentario desafortunado” y quién nos creemos que somos para fiscalizar así los sentimientos de los demás. En un insulto y en un elogio solo debe valorarse la intención del emisor y la reacción del receptor. Cárdenas quiso lanzar una flor y Fernández la recogió entre risas. ¿Que sonó raro? Perfecto. Pero creo que Míriam Fernández ha demostrado que sabe defenderse ella solita. Así que a ver quién está minusvalorando a los demás.