OPINIÓN

Hacer de FC Barcelona

Bartomeu y Tebas, en una imagen de archivo.

Bartomeu y Tebas, en una imagen de archivo. / periodico

Albert Guasch

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Agarrado al legado pluralmente respetado de Manuel Vázquez Montalbán, Josep Maria Bartomeu se atrevió a lanzar quizá su discurso más identitario de su presidencia. «El Barça y su público son un caso excepcional, en un país excepcional, que ha vivido una historia excepcional», dejó dicho el escritor. El dirigente azulgrana pescó esta cita para anclar aún más al club en su propia tradición catalanista.

Su presidencia discurre por un contexto complejo, que no se aclara, y que con asiduidad obliga a su junta directiva a posicionarse en un terreno espinoso y tan abonado a las suspicacias. Llega otro de esos momentos con la final de Copa y la tradicional pitada al himno que se avecina,

Bartomeu habló poco después de que tanto el ministro de interior (Zoido) como el presidente de LaLiga (Tebas) se ‘llarenizaran’ y expandieran un poco más y a su conveniencia el significado de la palabra violencia. Y propusieran, claro, medidas drásticas aunque inconcretas ante las previsibles ofensas.

En medio de ese envenenado ruido, Bartomeu se abrió paso e hizo un esfuerzo notable por mantenerse fiel al relato del Barça como roca de la identidad catalana y a la vez preservar un espacio de convivencia del que nadie se sienta excluido. 

Ante los extremos no hay nada que hacer y el contenido de sus palabras, sobre todo su alusión a «la insólita situación de prisión provisional» de los políticos, permitirá a las abundantes voces exclamativas de Madrid explotar las pasiones emocionales. Al mismo tiempo, seguro que entre el barcelonismo habrá quien lamente que su presidente acuda al palco del Wanda en vez de escenificar un sonoro desplante ante el Rey.

Habló de respeto, de diálogo, de soluciones políticas y de libertad de expresión. Aprovechó también para hablar por primera vez en público de la situación de Sandro Rosell. No dio la sensación de resolver burocráticamente un compromiso engorroso, sino que pareció celebrar la oportunidad de expresar una mirada. De ser actor. De hacer de FC Barcelona. Ni más ni menos.