Otra jugada de VAR

El gol de Iago Aspas con el brazo hubiera sido fácilmente detectable con el videoarbitraje

Paco Alcácer marca el 1-2 con la punta de la bota.

Paco Alcácer marca el 1-2 con la punta de la bota. / .42975389

Joan Carles Armengol

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No sé qué hay que hacer para que se acabe impartiendo justicia en el mundo del fútbol. El deporte, por definición, es una actividad donde debe imperar el 'fair play' y en la que debe ganar el mejor por méritos propios, no por circunstancias extrañas o añadidas que nada tienen que ver con el juego. El inmovilismo del fútbol le ha llevado a unas altas cotas de injusticia.

La labor del árbitro es tan difícil que no le vendría nada mal una ayudita de las nuevas tecnologías, pero parece que esa evidencia choca con los que prefieren avivar la polémica, la rivalidad y el forofismo exacerbado gracias a jugadas clave que tendrían una resolución más adecuada con el simple hecho de echarle un vistazo a una grabación.

En Balaídos se produjeron ayer dos nuevas jugadas típicas de las que se podrían rearbitrar perfectamente si la Liga española, una de las mejores del mundo (dejémoslo así), introdujera por fin el videoarbitraje (VAR) en sus partidos. Iago Aspas marcó el empate definitivo (2-2) ayudándose claramente del brazo izquierdo para empujar el balón a la red tras un rebote en el portero azulgrana Ter Stegen. No se trata, en este caso, de discernir si eran manos voluntarias o no, porque el hecho es que, en caso de no haber existido, el balón hubiera tomado otros derroteros y no habría entrado en la portería. Fue una jugada muy liada y, por tanto, difícil de ver en primera instancia (de hecho, casi no hubo protestas), pero una simple repetición de la jugada habría descubierto al equipo arbitral una irregularidad tan flagrante.

¿Bota de Oro en juego?

En otro plano aparentemente menos decisivo, pero igualmente curioso, la repetición reiterada de la jugada del 1-2 azulgrana permitió concluir que el autor del gol había sido Paco Alcácer, cuando a primera vista todo el mundo le había dado la autoría del tanto a Paulinho. El balón, en definitiva, entró, y no tiene más importancia. ¿O sí? ¿Qué hubiera pasado si el protagonista hubiera sido Messi y se estuviera jugando la Bota de Oro con el egipcio del Liverpool Salah precisamente en esa jugada?

El VAR y su hermano pequeño, el ojo de halcón importado del tenis, son dos herramientas que, tarde o temprano, tendrán el protagonismo que se merecen en el fútbol. Hay que aplicarlas bien, sin duda, porque este es un deporte que no admite interrupciones constantes. Hay que acotar su uso, pero hay que utilizarlas. El Mundial de Rusia de este verano será un buen banco de pruebas para comprobar de qué manera es más eficaz la aplicación del VAR, por otro lado un sistema de videoarbitraje que ya se usa en las ligas de Alemania, Italia, Francia, Holanda y hasta Qatar, entre otras.