El tablero catalán

El independentismo en las municipales

Las elecciones del 21-D indicaron que el independentismo no es una sola cosa: en el entorno metropolitano hay una opción con mejores resultados y la otra es más votada en zonas más alejadas

Puigdemont, entrevistado en TV-3.

Puigdemont, entrevistado en TV-3.

Andreu Pujol Mas

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El domingo por la noche el 'president' Carles Puigdemont, ante la pregunta del director de TV-3 Vicent Sanchis, se abonaba a la idea de promover listas unitarias del independentismo en las elecciones municipales, como si el independentismo fuera una sola cosa y no varias y como si en los ayuntamientos todo el mundo votara exclusivamente en función de la cuestión nacional.

Este debate sobre el número de candidaturas emerge periódicamente desde el otoño del 2014, cuando Artur Mas lo planteó por primera vez en una célebre conferencia. Se han destinado muchas horas a esta trifulca, un esfuerzo dedicado a obtener la hegemonía entre los independentistas militantes en vez de intentar crear nuevos independentistas. Ahora que se vislumbran las municipales y que las encuestas ya pronostican, no es nada raro que vuelva a salir el tema. Es un razonamiento básico: podría ser que Ciudadanos ganara algunas elecciones municipales –lo cual está por demostrar-, entonces los partidos independentistas deben unirse en una sola lista para sumar todos sus votos y evitarlo.

Se parte de la premisa de que si los independentistas se juntan, todos los votos de cada uno de ellos van a acabar en esta hipotética coalición, como si las distintas formaciones fueran intercambiables y los votantes no tuvieran ninguna preferencia entre una u otra. Pero hay varios elementos a tener en cuenta. Uno de ellos es que las elecciones del 21-D indicaron que el independentismo no es una sola cosa, que en el entorno metropolitano hay una opción que obtiene mejores resultados, mientras que otra es más votada en las zonas más alejadas de Barcelona.

Otro hecho es que algunas de las alcaldías más importantes en manos independentistas se obtuvieron con la estrategia totalmente contraria: tanto en Sant Vicenç dels Horts, como en Sabadell o Badalona, la vara de alcalde se consiguió gracias a la capacidad de establecer sinergias más allá de los más convencidos.