ANÁLISIS

La noria catalana

Para salir adelante debemos dejar de lado grandilocuencias y sobreactuaciones, repúblicas y tabarnias inexistentes

Manifestación Barcelona

Manifestación Barcelona / periodico

ARGELIA QUERALT

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Se ha celebrado una manifestación en Barcelona en defensa de los políticos presos del procés.procés Muchos hemos decidido no asistir porque consideramos que es una nueva encerrona emocional del independentismo. Seguimos sumidos en el frentismo, ahora también emocional, mucho más efectivo y efectista, en el que ahondan los líderes independentistas: buenos y malos, demócratas antidemócratas, catalanistas o lucifer saliendo del infierno.

Parte de la ciudadanía catalana considera que los líderes independentistas encarcelados preventivamente son presos políticos. Me temo que esta es una apreciación falsa, otra más, sobre la que se ha sostenido el independentismo en los últimos meses. El rechazo, por desproporcionada, de la prisión provisional no implica afirmar que el juez esté prevaricando ni que los presos sean políticos. Y ello por una razón fundamental: todos ellos se encuentran en prisión no por sus ideas, sino porque sabiendo cuales podían ser las consecuencias jurídicas de sus actos, actuaron para defenderlas en contra del ordenamiento jurídico

En esta línea, el lazo amarillo, que muchas personas lucen con verdadera convicción, es una muestra más de la carga emocional tan divisiva en la que nos han situado determinados líderes procesistas. No hay presos políticos y no luchan por la democracia, sino por seguir tensionando a la sociedad catalana, ahora a través de las emociones, pese a que como ellos mismos han reconocido no se dan las condiciones para conseguir la independencia. Se trata de hacer que la noria en la que estamos todos subidos siga girando.

Percepciones diferentes

La respuesta del Estado está siendo dura, para algunos errada. Fíjense "para algunos", porque existe un amplio sector jurídico y social en Catalunya y España que considera que el Poder Judicial lo está haciendo muy bien. No entiende que se obvie que los responsables institucionales en Catalunya decidieran conscientemente atacar, intentar acabar y sustituir a las instituciones constitucionales unilateralmente. Esta voluntad, que es indiscutible, es para muchos catalanes y españoles un agravio intolerable al Estado, a la Constitución, a la unidad, o/y al pacto de convivencia. Que creamos que una parte importante de la responsabilidad de lo que sucede está en la falta de voluntad política del Gobierno de Rajoy, no debería impedirnos reconocer que el punto de no retorno se produjo los días 6 y 7 de septiembre en el Parlament con la ruptura voluntaria con el sistema constitucional.

Cada cual tiene su percepción de lo que pasa y por qué pasa. Pero lo que está claro es que debemos hacer un esfuerzo (o varios) por ponernos, aunque sea por un momento, en la piel del otro. Nuestra sociedad no es blanca o negra, ni de buenos o malos. Los matices existen. Para salir adelante debemos dejar de lado grandilocuencias y sobreactuaciones, repúblicas y tabarnias inexistentes. Catalunya es plural, mucho, y sobre esa realidad hay que construir. Las exclusiones, también las emocionales, tan solo harán girar la noria, sin más.

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