El ambiente político

Alergias primaverales

Es una sensación de ahogo mientras buscamos con los ojos y en los ojos de los demás una salida al túnel

Soldados del Ejército de Asad, en la ciudad siria de Zamalka.

Soldados del Ejército de Asad, en la ciudad siria de Zamalka. / SK GD

NÚRIA ICETA

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Hace años que sufro rinitis alérgica. No es estacional, y por tanto no puedo culpar a plataneros ni gramíneas en esta primavera intensa que estamos viviendo. Pero reconozco que este año noto una sintomatología simbólica añadida en el ambiente por todo lo que nos rodea. Y no quiero ponerme una mascarilla.

Como escribía hace unos días en este mismo diario necesitamos un poco de aire para respirar. Ahora un tribunal alemán nos acaba de insuflar un poco, pero sigo levantándome cada día con el nudo en la garganta del dolor y la incomprensión por las nueve personas encarceladas. A día que pasa, además, se acumulan agravios cotidianos que hacen la vida aún más difícil para ellos y sus familias: la distancia, las dificultades de comunicación de todo tipo, la persistencia de un castigo que en el caso de 'los Jordis' se acerca ya a los seis meses... Es una sensación de ahogo mientras buscamos con los ojos y en los ojos de los demás una salida al túnel.

Y me pica mucho la nariz cuando veo cómo se confunde la gesticulación con los gestos. No puedo evitar la irritación ante la gesticulación a base de aspavientos, selfis, minutos de oro de televisión y aplausos 'tribuneros'. Los gestos se hacen a menudo en silencio y son invisibles a los ojos de muchos. Exigen coherencia de hechos y palabras, verdad y discreción. Porque me pica la nariz, pero al igual que siento el olor de primavera algunos días siento el olor a podrido de nuestro sistema de vida en otros.

La guerra siria

También me escuecen los ojos. La televisión nos escupe cada día imágenes de la guerra de Siria. Acabo de ver un nuevo y cruel ataque que se ha cobrado unas 70 víctimas (de nuevo con demasiados niños en la lista) por asfixia. Los periodistas nos advierten de la crudeza de las imágenes. Se lo agradezco, pero no es de las imágenes que nos deberían advertir, sino de los hechos que las originan. ¿Por qué lo soportamos? ¿Qué no hacemos para impedirlo? ¿Las palabras se las lleva el viento porque no las decimos claramente? ¿Porque no las decimos todos a la vez?

Pero bueno, confiemos que lo peor de la primavera ya haya pasado, y nos hayamos podido deshacer de alguna cosa. De alguna, por favor.