Orbán, la autocracia autoritaria en la UE

Votantes del partido del primer ministro, Viktor Orbán.

Votantes del partido del primer ministro, Viktor Orbán. / periodico

Eliseo Oliveras

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El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, aspira a renovar la mayoría absoluta de su movimiento populista Fidesz en las elecciones legislativas de este 8 de abril. Desde que ganó los comicios en el 2010, Orbán ha transformado Hungría en una pseudodemocracia autoritaria dentro de la Unión Europea (UE) y Polonia está siguiendo sus pasos bajo el Gobierno del también ultraconservador Ley y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczynski desde su victoria en el 2015.

Orbán define su régimen como una "democracia iliberal". Pero esta definición da una imagen falsa de la realidad, porque conserva la designación de democracia. Es la democracia misma, no solo el liberalismo, la que está siendo desmantelada en Hungría bajo su dirección, aunque se sigan convocando elecciones y se mantengan las apariencias formales de la democracia, advierte el profesor Jan-Werner Müller de la Universidad de Princeton y autor de Contesting Democracy.

El modelo de autocracia autoritaria de Hungría es un ejemplo de lo que puede ocurrir en otros países de la UE, si la ultraderecha o los populistas conservadores llegan al poder con una mayoría parlamentaria absoluta en las elecciones nacionales para aplicar sus agendas ocultas. Fidesz aprovechó en el 2010 el malestar existente por el impacto de la crisis económica y la pésima gestión del Gobierno socialista para ganar las elecciones con una promesa de renovación, similar a las que formulan las diferentes fuerzas populistas en la UE.

Pero Orbán y Fidesz no hicieron campaña con la promesa de elaborar una nueva Constitución, ni de desmantelar los controles y equilibrios democráticos, sino que se presentaron como competentes democristianos, señala la profesora Kim Lane Scheppele de la Universidad de Princeton experta en constitucionalismo y Hungría.

Mayoría de dos tercios

Fidesz ganó las elecciones del 2010 con más del 52% de los votos, pero obtuvo un poder político mucho mayor al conseguir el 68% de los escaños del Parlamento. A partir de esa mayoría parlamentaria de más de dos tercios, Orbán emprendió una transformación radical de las estructuras políticas del país para la que carecía de mandato popular con el objetivo de asegurarse su perpetuación en el poder y hacer casi imposible a la oposición el poder cambiar en el futuro la legislación en el caso de una eventual derrota electoral.

Una de las primeras medidas que prepara la deriva autoritaria es el control de los medios de comunicación, que permite manipular la opinión pública, restringir la crítica y acusar a la oposición de traidores a la patria, indica Simon Wren-Lewis, profesor de la Universidad de Oxford.

Orbán y Fidesz siguieron ese patrón, como detallan los informes anuales de Freedom House: colocaron a personas afines en la cúpula de nuevos organismos de regulación, aprobaron leyes de prensa que facilitan las sanciones, aplicaron un férreo control sobre los medios de comunicación públicos audiovisuales con la depuración de un tercio del personal, penalizaron económicamente a los medios críticos y promovieron su compra por empresarios afines, que incluso cerraron el diario crítico más importante ('Népszabadság').

Mayoría parlamentaria

Las medidas centrales impulsadas por Orbán para instaurar la autocracia en Hungría fueron: la reforma del Tribunal Constitucional, la anulación de la jurisprudencia de ese tribunal previa al 2012, la adopción de una nueva Constitución en el 2011 y sus sucesivas reformas. El contenido de la cuarta reforma, adoptada en el 2013, tenía una extensión equivalente a la mitad de la Constitución. Todo ello complementado con un control político de la fiscalía y de los principales tribunales a través del nombramiento de jueces afines en los puestos clave.

Además de cambiar más de 800 leyes por procedimiento relámpago, Orbán modificó la ley electoral para facilitar la victoria de Fidesz y remodeló las circunscripciones electorales para perjudicar a la oposición. Esos cambios permitieron a Fidesz en el 2014 mantener una mayoría parlamentaria del 66% de los escaños, pese a sólo obtener el 44% de los votos e incluso sumar menos votos que en las elecciones que perdió del 2002 y 2006.

El modelo Orbán de autocracia se complementa con un control político sobre la sociedad civil. La primera fase ya ha terminado con el control de Fidesz sobre las principales instituciones y entidades culturales, académicas, científicas, sociales y religiosas y la consolidación de una oligarquía fiel que se enriquece con los contratos asociados a las millonarias ayudas de la UE. Ahora está en marcha la segunda fase con la legislación para privar a las organizaciones no gubernamentales de financiación exterior y la campaña para clausurar la Universidad Centroeuropea de Budapest financiada por George Soros.