ANÁLISIS

El Barça-Roma y los novios de la muerte

Mientras el artículo 155 planea sobre la final de Copa, el Camp Nou se teñirá de amarillo por los presos políticos

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Iosu de la Torre

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Mientras la aplicación del artículo 155 planea sobre la final de Copa entre Sevilla y Barça, el Camp Nou asistirá la noche del miércoles a la escenificación amarilla con la que se reclamará la libertad de los presos y los exiliados políticos catalanes.

Cuando se roce el minuto 17.14 se comprobará, otra vez, hasta dónde perdura aquel lema del 'més que un club', y se pondrá de nuevo a prueba a una entidad que en realidad no deja de ser un club de fútbol. ¿Será todo el campo un clamor? Todo un test de resistencia a 'la gent blaugrana'.

El estadio se llenará a tope desbaratando la tesis de que el ruido de la independencia influyó en la caída de asistencia registrada esta temporada. La gente mirará a Messi confiada en que Roma es un mojón más en el camino de la Champions. Que lo importante es que la táctica de Valverde supere a Di Francesco, que Umtiti seque a  Dzeko y que Suárez y Demebélé sumen goles.

La posición de un crack del fútbol

No les pidan más a los jugadores, aunque a muchos les gustaría que se mojasen sobre lo que está pasando. En tiempo de autocensura y mordaza es demasiado fácil exigir que un crack del fútbol tome posición.

En la historia de este deporte solo ha habido un Sócrates, tan comunista como el Che Guevara. O un Paul Breitner, icono rizado que no se arrugó al declararse maoísta jugando en el Madrid del franquista Santiago Bernabéu. 

En 1976, en los inicios de la llamada Transición española, Iribar y Kortabarria reivindicaron, en un Real Sociedad-Athletic, la ikurriña (la bandera vasca) pese a la persecución ultra, de la que hoy se ufana Javier Tebas, el jefe de LaLiga.

Podrían preguntarle a Piqué cómo supera, sin dejar de jugar con la Roja, los ataques por defender el devenir de Catalunya y el referéndum del 1-O.

Que el Camp Nou se tiña de amarillo será un breve gozo. También escandalizará a los convencidos de que los presos políticos tienen merecido el castigo, aunque sea injusto. Son muchos, muchísimos, los mismos que celebran el espectáculo 'semanasantero' del cuarteto ministerial Catalá, Mendez de Vigo, Cospedal y Zoido que cantan emocionados 'Soy el novio de la muerte' al Cristo legionario

Que cese tanta liturgia. Que ruede el balón.