Al contrataque

Este país necesita psiquiatras

Es cierto que la situación no está para frivolidades, pero también que últimamente reivindicamos el derecho al humor y la heterodoxia contra censores y demandantes

Votación en el pleno del Parlament.

Votación en el pleno del Parlament. / periodico

Xavier Sardà

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Es cierto que la situación no está para frivolidades, pero también que últimamente reivindicamos el derecho al humor y la heterodoxia contra censores y demandantes. Quizá todo se vería distinto desde la consulta del psiquiatra.

    –Muy buenas. ¿Qué le ocurre? ¿Qué puedo hacer por usted?

    –Mire, doctor, en realidad… no sé cómo decírselo, pero es que no vengo por mí.

    –¿Un familiar?, ¿un amigo?

    –No, doctor, se trata de un país. Le traigo un país que no está del todo bien. Mejor dicho, está mal, doctor. ¿Puede atenderle?

    –Lo siento, pero los psiquiatras no atendemos a países.

    –Pero, entonces, ¿qué hacemos con mi país que tiene un trastorno de ansiedad generalizada?

    –Eso es cosa de… que sé yo… de políticos. No de psiquiatras.

    –Si el problema lo crean los políticos, ¿cómo lo van solucionar ellos? Trate al país como a un paciente, doctor. ¿Por qué si un paciente tiene fobia social lo puede tratar y a un país con la misma dolencia, no quiere brindarle una terapia adecuada?

    –Porque a un paciente le puedo medicar y a un país no.

    –Se habla con el servicio nacional de aguas y con la dosis pertinentemente multiplicada, ya está.

    –Me parece que el que necesita tratamiento es usted.

    –Le juro que el problema no es individual… Es el país el que sufre un clarísimo estrés postraumático. 

    –Le digo que no tratamos países. No insista, por favor.

    –Vale, ¿y Parlamentos? ¿No trataría a todo un Parlamento? Al de mi país seguro que le falta litio y un anticonvulsivante. En serio, doctor.

    

–Si no quiere nada más, le digo que yo solo trato a pacientes individualmente.

    –Doctor, formen un equipo y atiendan a mi país, se lo ruego. Esto viene de antiguo. Ya sabe usted que, si los padres observan que sus hijos tienden a enfrentarse a los compañeros ocasionando conflictos, tienen respuestas desafiantes e intentan incumplir las normas, deberían alertarse sobre la posibilidad de que su hijo deba ser tratado.

    –Claro, pero uno por uno.

    –A su ritmo, doctor, para atender a los de mi país no han nacido suficientes psiquiatras en el planeta. Que sepa que según Vicens Vives, mi país tiene un gran impulso emocional. Según Vives, los franceses tienen la razón, los ingleses el empirismo, los italianos la inteligencia y nosotros, una puñetera y banal carga emocional. ¡Ayúdenos doctor!

    –No sé… insiste usted tanto que quizá me daré una vuelta por su país para ver qué se puede hacer.

    –No, que las carreteras están cortadas, doctor.

    –Hablaré con su presidente.

    –No tenemos, doctor.

    –Pues hablaré con el presidente español que algo sabrá de todo esto.

    –No habla, doctor.

    –¡Coño!

    –¿Lo ve?