IDEAS

Y se hacen llamar de izquierdas

Roberto Saviano, uno de los firmantes del artículo conjunto en 'Le Monde'.

Roberto Saviano, uno de los firmantes del artículo conjunto en 'Le Monde'. / periodico

Jordi Puntí

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Esta semana, los escritores Roberto Saviano, Daniel Pennac, Erri de Luca Jean-Marie Laclavetine han publicado un artículo conjunto en 'Le Monde' para denunciar el encarcelamiento de políticos catalanes y pedir su liberación inmediata. El texto, conciso y directo, recuerda que “se les juzga por rebelión y subversión, se arriesgan a una condena de 30 años de cárcel, pero no llevaban ni una piedra en la mano”, y su fuerza es aún más notable porque los autores admiten: “No nos corresponde a nosotros intervenir a favor o en contra de la independencia de Cataluña. Lo que nos corresponde es defender a los ciudadanos europeos encarcelados por la fidelidad a sus palabras”. Este mensaje de defensa de la libertad de expresión, en un contexto europeo de gobiernos cada vez más reaccionarios, se remachaba con una frase final contundente: “Las opiniones y las convicciones se discuten, pero no se las pone en prisión”.

La noticia de este apoyo por parte de autores de talla europea apenas ha entrado en el radar de los medios de comunicación españoles, pero eso no es novedad. Lo que cuesta más de entender es que, a día de hoy, todavía no haya suscitado -que yo sepa- gestos similares por parte de los escritores españoles. De vez en cuando alguna voz valiente sobresale para denunciar que el gobierno y el sistema judicial españoles son parte del problema, y no la solución, como han hecho Cristina Fallarás o, hace unos días, en un artículo en este diario, Clara Usón. Pero son voces demasiado aisladas.

Poco antes del referéndum del 1 de octubre, un millar de artistas e intelectuales “de izquierdas” (sic) firmaron un manifiesto pidiendo a  la gente que no fuera a votar. Ahora habría que esperar que aquellos firmantes, que también decían rechazar la política de M. Rajoy, admitieran que se trata de presos políticos y su lugar no es la prisión. Da la impresión, sin embargo, que se evita hacer aspavientos ante cada decisión más grave de la justicia. Como si les diese miedo significarse, como si aún no entendieran que lo que está en juego es la libertad de expresión en un contexto europeo, como si no se dieran cuenta de que le están haciendo el trabajo intelectual al PP.