POLÉMICA CON FACEBOOK

Gran Hermano en las redes sociales

Miles de ojos y oídos electrónicos espían desde satélites y máquinas y nuestras vidas, ideas políticas y gustos están expuestos en móviles, ordenadores y redes sociales

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Ramón Lobo

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Nos deslizamos hacia el mundo orweliano de 1984, novela que dibuja una sociedad opresiva en la que un poder absoluto controla las vidas de sus ciudadanos. Ya estamos casi en eso. Miles de ojos y oídos electrónicos espían desde satélites y máquinas. Nuestras vidas, ideas políticas y gustos están expuestos en móviles, ordenadores y redes sociales. Saben lo que hacemos y decimos. No necesitan algoritmos sofisticados porque nosotros mismos regalamos inconscientemente lo más preciado, la intimidad.

Edward Snowden denunció en 2013 una vigilancia masiva y sin control judicial de la NSA (Agencia Nacional de Seguridad de EEUU) sobre millones de personas, incluido el teléfono de Angela Merkel. El poder sostiene que es el precio a pagar a cambio de seguridad; habla, sin concretar, de decenas de atentados evitados.

El enemigo actual es el terrorismo yihadista como antes lo fue el comunismo. El miedo cambia de apellido, pero su motor y objetivo son los mismos: la impunidad. El fin por encima de los medios, y sin límites, algo incompatible con la esencia de la democracia.

Hemos sabido estos días de la sustracción masiva, sin permiso de los usuarios, de 56 millones de perfiles de Facebook por la empresa Cambridge Analytica. La noticia es el resultado de una investigación periodística de la cadena británica Channel 4 y de 'The New York Times' y 'The Observer' (el dominical del 'The Guardian').

Mensajes políticos

La empresa ha utilizado los perfiles sustraídos para elaborar los mensajes políticos de sus clientes, además de otros tejemanejes más clásicos, confesados sin saber que les grababa una cámara oculta de Channel 4, como la utilización de mujeres de alterne para desacreditar a los rivales.

Cambridge Analytica ha trabajado en 2016 en la campaña a la presidencia de EEUU de Donald Trump y en la campaña a favor de la salida del Reino Unido de la UE, el llamado 'brexit'. Aún no se sabe de qué manera influyó en los resultados. La victoria de Trump en el colegio electoral (recuerden que es una votación indirecta y que cada Estado tiene asignado un número de compromisarios según su población) se decidió por un puñado de votos. En Michigan Trump ganó por 10.704 (16 delegados), en Wisconsin, por 22.748 (10 delegados) y en Filadelfia, por 44.292 (20 delegados). Si esos tres Estados hubieran caído en el lado de Hillary ClintonTrump no sería hoy presidente.

Robert Mueller, fiscal especial que investiga la pista rusa (si Putin ayudó con trampas a Trump), y que investiga además una posible obstrucción en la justicia, ya ha recabado datos sobre el asunto de Cambridge Analytica. Entre los clientes de esta empresa de datos está la Asociación Nacional del Rifle, el lobi de EEUU que defiende la venta libre de armas de fuego, incluidos los fusiles de asalto AR-15 que disparan cien balas por minuto. La lista de clientes es amplia. En algunos países, el trabajo de Cambridge Analytica incluía la compra de periodistas para que escribieran a favor de su cliente.

La política siempre se ha basado en la manipulación, en la comercialización de un producto (a veces tóxico), llámese candidato, partido o promesa electoral. Una rueda de prensa es parte de esa venta, un acto publicitario por parte de quien la convoca.

Manipulación masiva

Hoy esa manipulación es masiva. Snowden acaba de recordarnos algo evidente, que no tenemos en cuenta antes de volcar nuestra vida en Internet: “Facebook es una compañía de vigilancia rebautizada como red social”. El exjefe de estrategia electoral de TrumpSteve Bannon, caído en desgracia, admite que se sirvió de esos datos pero dice que desconocía su procedencia. Es un intento de exculparse. Sobre Facebook afirmó que los datos que posee están en venta en todo el mundo. 

Facebook tiene pactos con terceros, a los que da acceso a los usuarios sin consultar al afectado. Un ejemplo son los anuncios personalizados que aparecen en nuestro muro. La información de lo que nos gusta se la hemos suministrado nosotros mismos con las búsquedas realizadas en Google. Si mira ofertas de viajes al Caribe, llegará publicidad sobre el Caribe. Estamos desnudos en un mar infestado de tiburones.

La era de Internet podría ayudar a mejorar la democracia, a que la participación fuese más intensa y eficaz, con referendos sobre cualquier asunto, desde obras municipales, prioridades de gasto o cualquier otro asunto. De momento sirve para lo contrario, para aumentar la brecha entre votantes y dirigentes, entre el 1% que tejemaneja la política como un negocio privado frente al 99% que la padece. Lo ocurrido con los datos de Facebook es una advertencia. Aún estamos a tiempo de evitar la “profecía literaria” de George Orwell. Tuitéelo, por favor.