Querido 348.601

No sé cómo te llamas, ni si eres niño o niña. Según las estadísticas, es posible que vivas solo con tu madre o que te críes también con tu padre y les oigas hablar de ese trabajo de mierda que no da para salir de pobres. Quizá un poster de un paisaje lejano decora tu salón y sabes que tus padres son fugitivos del hambre, siempre con la miseria pegada a los talones.

Eres el siguiente y no sé cómo te llamas. Pero tu nombre ya figura en la lista de la desigualdad, esa que no deja de crecer. Y tu vida quedará marcada. Es posible que entres en las estadísticas de la obesidad o del fracaso escolar. Será difícil que hagas actividades extraescolares. Verás que el mundo se divide entre los que tienen y los que solo pueden contemplar el aparador. Todo parecerá a tu alcance. Pero un vidrio, un muro, te separará de tus deseos. Así crecerás. Quizá tengas suerte. Ojalá la tengas y el odio no anide en tu ánimo, solo la buena voluntad de trabajar por lo que nosotros, los adultos de ahora, no hemos sido capaces de hacer.  

Según Save the Children, 1 de cada 4 niños en Catalunya, casi 348.600, disponen de menos recursos de los necesarios para vivir con dignidad. La inversión en este colectivo no ha parado de descender en los últimos años. Catalunya destina el 0,8 del PIB a la protección social de los menores. A años luz del 2,4% de la media europea… Las cifras no tienen rostro. Pero tú, querido 348.601, sí. Aunque no sepamos tu nombre.