Tras el 8-M

Huelgas y porno

El mundo que nos espera va a peor. Y en manos de nuestras hijas está el poder cambiarlo

Pintada a favor de la huelga feminista en una calle de Valencia

Pintada a favor de la huelga feminista en una calle de Valencia / periodico

Lucía Etxebarria

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El otro día leí una entrevista a Apolonia Lapiedra, la actriz de porno más importante de España. Decía la gente que veía porno se daba cuenta de que eso era ficción. Que saben perfectamente que en la vida real una violación en grupo está penada con cárcel, que no se puede practicar sexo anal a pelo, sin lubricante y sin pedir a la pareja consentimiento previo, o abofetear súbitamente a una chica mientras está follando. Pero no. No es así. Por eso uno de los imputados del 'caso la Manada' decía que él entendía como normal que una chica quisiera ser penetrada a pelo, sin lubricante y sin consentimiento previo, por cuatro maromos a los que no conocía de nada.

Hace dos días desperté con un aluvión de insultos en mis redes. Escritos con tamañas faltas de ortografía como para que yo entendiera que los remitentes forman parte de ese tercio de los españoles que no ha leído un libro en su vida. Porque no entienden que un programa como 'Ven a cenar conmigo' no es la vida real. Que hay 12 horas de grabación por programa. Que ese material se edita. Que algunos comentarios son guionizados y otros sacados de contexto.

En un país con el índice de lectura más bajo de Europa y con resultados siempre  bajísimos en el informe PISA, en un país en el que la ministra de Trabajo no entiende lo que es una huelga feminista internacional, ¿podemos esperar que el público distinga la ficción de la realidad? ¿De verdad cree cualquier lactante de porno feroz (ese porno 'mainstream' que se basa en agredir a la mujer) que su espectador sabe que en la vida real no hay que agredir y humillar a las mujeres? Y eso se extrapola a un clima en el que la gente cree normal y divertido agredir y humillar a una mujer porque lo ha visto en la tele.

A mi hija, que acude a un instituto laico y progresista, le pusieron un examen el 8-M. Su profesora hubiera debido estar más pendiente de sus compañeros de clase, que ven porno en el móvil en los recreos, que de impedir a sus alumnas hacer huelga. Porque el mundo que nos espera va a peor. Y en manos de nuestras hijas está el poder cambiarlo.