JUNTOS Y REVUELTOS

De igual a igual

En el teatro es normal la asunción, responsable y deliberada, del rol masculino o femenino, por parte del actor o actriz que decide transmutarse en otro

Núria Espert, premiada con un Premi Butaca como mejor actriz por 'El rei Lear'.

Núria Espert, premiada con un Premi Butaca como mejor actriz por 'El rei Lear'. / periodico

Josep Maria Pou

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En el teatro, masculino y femenino andan siempre juntos y revueltos. O del todo separados, como cuando en el Renacimiento las mujeres tenían prohibido actuar y eran jóvenes imberbes los que recitaban los versos de Julieta. Ese fue el momento de inflexión. Ahí se superaron prejuicios y diferencias. Vueltos a la normalidad, faldas y pantalones han cambiado, desde entonces, de manos y de género sin mayor trascendencia. No hablo de travestismo, de hombres disfrazados de mujer o viceversa. Hablo de la asunción, responsable y deliberada, del rol masculino o femenino, por parte del actor o actriz que decide transmutarse en otro, metamorfosearse en otro, vivir (y hacer vivir) en el otro.

Sarah Bernhardt, rompiendo con todo lo establecido, fue Lorenzaccio en 1896, Hamlet en 1899 y Napoleon II ('El agilucho') al año siguiente. De entonces acá, y por quedarnos en escenarios más cercanos, Ana Mariscal fue Don Juan Tenorio en 1945, al igual que Nuria Espert, en lo que podría verse como acción reparadora del veto impuesto en época de Shakespeare, fue, por este orden, Hamlet, Próspero y el rey Lear.

Blanca Portillo, a su vez, ha sido tres veces príncipe: en 'La hija del aire', en 'Hamlet' y en 'La vida es sueño'. Hay ejemplos también en el caso contrario. En 1976, Ismael Merlo interpretó a Bernarda Alba, sin que se fundieran los plomos de ningún escenario. Y recientemente, José Luis Gómez ha sido La Celestina, como José Luis Pellicena habia sido antes Isabel I de Inglaterra.

Pero ha sido en los últimos meses cuando este intercambio de roles ha se ha hecho más evidente, avalando así desde el teatro lo que ya viene siendo incontestable en la calle. Gira estos días por España un montaje de 'La casa de Bernarda Alba' con todos -¡todos!- los personajes femeninos interpretados por actores. Y triunfan en Londres tres montajes, 'Julio Cesar', 'Enrique IV' y 'La tempestad', con todos -¡todos!- los personajes masculinos interpretados por actrices. De poder a poder. De querer a querer. De igual a igual.