Séptimo arte y educación

Ciencia de película

El cine es una potente herramienta pedagógica para explicar conceptos que podrían parecer complicados

Un fotograma de '2001, una odisea del espacio', de Stanley Kubrick

Un fotograma de '2001, una odisea del espacio', de Stanley Kubrick / periodico

JORDI SERRALLONGA

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Soy un peliculero. Estudiantes universitarios, expedicionarios que me siguen por sabanas y desiertos -o lectores (si los hay) de mis libros-, todos soportan que intercale el discurso con abundantes alusiones cinematográficas. ¿Por qué? Porque me gusta el séptimo arte, pero, sobre todo, porque el cine es una potente herramienta pedagógica cuando se explican conceptos científicos que, 'a priori', podrían parecer complicados de entender. Si dicen que una imagen vale más que mil palabras, opino que recurrir a una escena de película puede conseguir un resultado divulgador maravilloso.

¿Recuerdan al matemático de 'Jurassic Park' -Ian Malcolm- resumiendo la teoría del caos en escasos segundos? Coloca una gota de agua sobre la palma de su mano y afirma que jamás podremos predecir, con seguridad, el punto exacto por donde caerá al suelo. Y en estas páginas, al hablar sobre el malentendido origen de la violencia humanala violencia humana, aludí a los primeros homínidos -armados de huesos- que aparecen en  '2001, una odisea en el espacio'.

Cines del barrio

Ahora bien, semejante verborrea peliculera adolece de un inesperado problema. Soy del 69, crecí con 'Sesión de tarde''Sábado cine' y 'La clave' en RTVE, además de las sesiones continuas en el cine del barrio; por lo tanto, si hasta hace unos años la mayoría de películas escogidas eran conocidas por oyentes y lectores -de mi generación o próximos a ella-, hoy reina el vacío cuando en clase cito una joya del celuloide. «¡No la hemos visto!», es una respuesta cada vez más frecuente. Solución: sigo buscando títulos entre los estrenos recientes.

Así, aunque considero que la primera entrega de 'El planeta de los simios' -la mítica de Charlton Heston como capitán Taylor- es la mejor película para estudiar los problemas que hubo de superar Darwin, y el darwinismo, en la difusión de la evolución y nuestro parentesco con los grandes simios (otro título clásico es 'La herencia del viento'), ahora me reciclo y recurro a los diálogos de la nueva trilogía simiesca. También a Altamira -donde Banderas da vida al incomprendido Marcelino Sanz de Sautuola-, o a la imprescindible 'Creation' centrada en la vida de Darwin, y sus miedos, en el momento de escribir 'El origen de las especies'.

Pero surge un nuevo problema. ¿'Creation'? ¿Cómo puedo referenciarla si es una cinta inglesa -producida en el contexto del centenario de Darwin en el 2009- que jamás se estrenó aquí? Protagonizada por Paul Bettany -el que poco antes había interpretado al naturalista de la HMS Surprise en 'Master&Commander'-, esta obra maestra no mereció ser proyectada en nuestras salas comerciales. El cine, cuando adquiere -más allá del entretenimiento- el gratificante papel de divulgador de la ciencia fracasa entre nuestros conciudadanos si se queda en el ostracismo. ¿Vacío intencionado?

Las teorías evolucionistas

'Creation' fue inicialmente ignorada por los distribuidores norteamericanos como consecuencia del rechazo, en EEUU, de las «peligrosas» teorías evolucionistas -tuvo que esperar un año para ser proyectada-, y en España no sería publicada en DVD hasta el 2013 (bajo el tuneado título de 'La duda de Darwin'). Por el contrario, la industria de Hollywood, y el lobi 'neocon' que la soporta, nos colocó a las sucesoras de 'Los diez mandamientos' y 'La biblia: exodus y Noé'. Las exhibimos a bombo platillo. ¿Sospechoso? Sí. Es por ello que ante la persistencia del beligerante tufo creacionista -criticado por Richard Dawkins en su libro 'El espejismo de Dios'-, y otras lacras como el racismo o la desigualdad social, sin duda estaría justificado que en los modelos educativos se introduzca una «asignatura» sobre la historia del cine desde un punto de vista pedagógico.

Al igual que niñas, niños y adultos han crecido con las imborrables imágenes, al más estilo 'Titanic', de parejas de animales embarcando por la pasarela del Arca de Noé, sería genial que también nos formáramos con las escenas y discusiones evolucionistas de 'Creation'. O con 'Man to Man' y 'Venus noire' para entender como, en el siglo XIX, se fue a la caza de humanos africanos con el objeto de difundir -en las academias europeas- la falsa idea que pertenecían a un eslabón inferior de la Humanidad.

Hablo de los zoos humanos de Londres y París pero que también existieron en Barcelona o Madrid; sin olvidar las ferias de 'freaks' -ver 'El hombre elefante'- donde se exhibían, sin piedad, malformaciones humanas. 'Frankenstein' de Mary Shelley o 'Blade Runner', en cambio, abren el debate ético sobre la génesis artificial de vida. ¿Existe asignatura más apasionante que la ciencia de película?