Un profesor que no tiene edad

Es una profesora, y más precisamente, es una profesora de profesores. Su condición me merece mucho respeto, no es necesario decirlo. Nació en Cleveland y vive en Nueva York. Dice que se tiene que escribir claro y hablar bien. Naturalmente, estoy de acuerdo. Pero me sorprende cuando Víctor Amela le pregunta qué edad tiene, y contesta: "Eso no se pregunta en mi país".

Puede explicar dónde nació, dónde vive, a qué se dedica, que tiene dos hijos, que es liberal progresista, que en cuanto a creencias es laicista, pero parece que tiene que mantener su edad en secreto. 

Yo no sé si este secretismo es habitual en EEUU. Podría pensar yo que hacer pública una edad, evidentemente adulta, supondría entrar en difícil competencia con gente más joven. Ya se sabe, EEUU es un país que se puede considerar joven en comparación con los viejos países europeos. Ignoro si en EEUU este silencio sobre la edad es habitual, o solo lo mantienen los famosos, los "fuera de normas", los que ven a las generaciones jóvenes como una posible amenaza a su popularidad y a sus éxitos.

"Largo" y "vida"

Nosotros podemos decir de alguien que tiene una edad avanzada, es nuestra manera de no concretar los años que tenemos. Por otro lado, de un tiempo a esta parte se ha producido el fenómeno de la longevidad humana. Una serie de factores han provocado un cambio muy notable de la longevidad de nuestra especie. (Escribiendo esto me doy cuenta de que "longevidad" es una palabra que incluye "largo" y "vida".) 

Y en un soneto de Shakespeare se puede leer esto: "Cuando tu frente sea asediada por cuarenta inviernos y caven trincheras en el campo de la vejez..."

Cuarenta años, solo, cuarenta inviernos... Un tiempo en que la especie humana iba dejando de ser "natural". Ya no vivía solo de la caza y la vegetación y la modesta pesca.