AL CONTRATAQUE
El reparto de nuestra túnica
Los que lucharon por la existencia de medios públicos liberados de las presiones externas partidistas pueden sentirse decepcionados
Antonio Franco
Periodista
ANTONIO FRANCO
Van trascendiendo detalles sobre los acuerdos que han negociado los representantes de Puigdemont y los de Esquerra (ERC) para su pacto de futuro gobierno. Pese a que aún desconocemos lo principal, que son sus planes sociales y los objetivos legislativos de la próxima legislatura en materia de derechos, lo que empezamos a saber es muy llamativo.
¿Se imaginan ustedes el escándalo que habría si el españolismo hubiese ganado las elecciones y ahora, por reparto, Ciudadanos pasase a controlar TV3 y el PP se hiciese con las riendas de Catalunya Ràdio? ¿No creen que el simple anuncio de un abuso así habría desencadenado una justificada respuesta de resistencia activa por parte de los defensores de una estricta independencia de los medios de comunicación públicos, empezando por los mismos trabajadores de ambas antenas? Pues de momento ante lo de ahora parece predominar la indiferencia.
Todos entenderíamos que empezase una huelga en la radio y la televisión, así como una serie de movilizaciones externas solidarias. Nadie aceptaría la justificación de que eso debería aceptarse por ser similar al abuso que comete el Partido Popular con TVE en el plano estatal. Tampoco se consideraría un antecedente validador lo hecho aquí, desde el mismo nacimiento de TV3 y Catalunya Ràdio, por Jordi Pujol. Gente bien informada explica que intervenía no solo fijando la línea editorial (sin compartirlo con nadie, salvo si alguna vez le mostraba sus deseos Marta Ferrusola) sino también interviniendo sobre quienes estaría bien y sería constructivo que fuesen tertulianos o quienes merecían no serlo jamás. Posiblemente pensaba que un gran demócrata ha de preocuparse por la salud mental de su pueblo. Cuando ya tuvo asentada la disciplina se dejó ayudar por su brazo derecho, Lluís Prenafeta, al atender las solicitudes de las diferentes familias de CDC (la rama democristiana, el sector negocios, el grupo secesionista dentro de un orden...).
Injerencias perfeccionadas
Si quieren, no se escandalicen. Son injerencias que han llegado hasta nuestros días aunque con un factor perfeccionador: que altos cargos profesionales -presuntos periodistas o no- de este tipo de medios muchas veces son buenos adivinadores y ahorran a los jefes políticos la siempre mal vista tarea de elaborar listas blancas, amarillas o negras. Pero, por si acaso, los pactos de PDECat y ERC delimitan quien mandará de verdad en cada casa.
Los que lucharon por la existencia de medios públicos liberados de las presiones externas partidistas pueden sentirse decepcionados. Pero como toda moneda tiene dos caras hay una pequeña compensación: tenemos un avance informativo sobre el modelo de política de comunicación que preparan para cuando llegue la República catalana que piden que aceptemos. Está bien saberlo.
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