intangibles
Cherchez la femme y los tiempos de Rajoy
Jesús Rivasés
Periodista
Jesús Rivasés
Luis de Guindos camina ya hacia Fráncfort, en donde vivirá los próximos ocho años, convertido en uno de los hombres más poderosos de Europa, como vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). Guindos podrá presumir, y es algo muy importante para un economista con perfil internacional como él, de haber llegado a su ministerio en plena Gran Recesión, con un país al borde del abismo, y de marcharse con una economía entre las que más crece de Europa y saneada.
Mariano Rajoy, mientras Guindos piensa en la mudanza, mantiene su ritmo y su "tempo" que tanto exaspera incluso a los suyos. El presidente, que no es de los de improvisar, siempre ha tenido claro quién sustituirá a Guindos y cuando, pero no lo ha dicho. Las quinielas ministeriales, que en los últimos días eran casi letanías -Álvaro Nadal, Alberto Nadal, Román Escolano, Fernando Bécker, Isabel García Tejerina y algunos nombres más- nunca le han inquietado, ni tampoco perjudican mucho a los interesados si estaban en la mente presidencial. Si no figuraban, sin embargo, sí podría ser negativo para su futuro.
El presidente, más allá de la sustitución de Guindos, quiere presentar los Presupuestos Generales del Estado, que haya debate de totalidad, allá por abril, y que pase lo que tenga que pasar. El inquilino de la Moncloa cree que son convenientes porque manifiestan estabilidad política, pero si no logra sacarlos adelante señalará -y mira sobre todo a Ciudadanos- a quien lo impida. Montoro, fiel a Rajoy hasta el infinito, ha vuelto a retomar el anteproyecto que tenía casi listo en septiembre, mientras poco a poco, cierra acuerdos con las Comunidades Autónomas, como el nuevo REF (Régimen Económico Fiscal) canario.
Rajoy, y eso le preocupa todavía más, también persigue un acuerdo lo antes posible en el Pacto de Toledo para apartar el debate sobre las pensiones del horizonte electoral, sobre todo porque una parte de su clientela empieza a estar más que mosqueada y la necesitará en las urnas. El origen del Pacto de Toledo, hay que recordarlo, fue aquel debate electoral televisivo entre Felipe González y José María Aznar en donde salió a relucir si otro Gobierno garantizaría las pensiones. Uno de los objetivos del Pacto suscrito en 1995 entre PSOE y PP sobre todo fue apartar del debate electoral el asunto de las pensiones. Hubo críticos y defensores de ese aspecto del acuerdo pero, en cualquier caso eran otros tiempos muy distinto. No obstante, entonces y ahora, las pensiones son presa fácil tanto para la demagogia como para las torpezas gubernamentales.
Por último, el presidente antes del verano debe decidir quién sustituirá a Luis Linde al frente del Banco de España y, aunque es pronto, avanza la tesis de "cherchez la femme". Una mujer para el BCE hubiera estado bien visto, como lo sería en el Banco de España, el viejo sueño de su amigo Fernando Bécker. Por ahora hay tres candidatas, pero podría haber más. "Cherchez la femme", o no, como diría el mismo Rajoy.
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