LA HOGUERA

Franquistas contra proetarras

Si la impunidad consiste en estar en el lado correcto en cada caso, hay algo que está funcionando muy mal

Miguel Arenas, Valtonyc, al salir de la Audiencia Nacional el 8 de febrero pasado.

Miguel Arenas, Valtonyc, al salir de la Audiencia Nacional el 8 de febrero pasado.

JUAN SOTO IVARS

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Han empezado a difundir fotos donde se ve al político que denunció a Valtonyc posando en el Valle de los Caídos. ¿No estamos pulsando los mismos resortes que han dado con Valtonyc en prisión, solo que sin un código penal detrás? El rapero escribió y publicó frases horrendas, alabó a ETA, etc. Yo digo: libertad de expresión aunque me ofenda y me piten los oídos. Pero lo que dice el sistema judicial es: no, guapo, literalidad, te condenamos por las palabras que has usado, con ellas te convertimos en algo objetivo, un delincuente. Para mí, esa es la aberración legal del Código Penal que endureció Gallardón, tanto en el artículo de alegatos proterroristas como en el de ofensas a colectivos (578 y 510). 

Creo que, aunque alguien sienta que tendrían que matar a otro y lo diga, ni siquiera ese sentimiento lo convierte en un criminal. La gente se desahoga, muchas veces, con palabras violentas. Abogo por la responsabilidad individual para callar ciertas cosas, pero también por nuestra responsabilidad de relativizar lo que estamos recibiendo. Cuando la mujer que insultó a Arrimadas pidió disculpas fue muy clara: se moría de vergüenza al releer su propio mensaje, escrito en un calentón. ¿Sentía realmente las cosas horrendas que dijo? Parece que las sintió solo un momento. En este sentido, ¿quién no ha sentido barbaridades? ¿Somos los buenos o tenemos la suerte de ser los que señalan a otros?

Sobredosis de literalidad

Entonces: ¿qué significan esas fotos del político haciendo turismo en el Valle de los Caídos? ¿Con qué intención se difunden? Podríamos estar ante un nostálgico del franquismo, es una posibilidad, pero no la única, como ocurre con Valtonyc: podría ser un proterrorista o simplemente un joven enfadado. Padecemos una sobredosis de literalidad. Esta vagancia intelectual es la que arranca, también, obras de arte de los museosobras de arte  y las galerías.

Somos más complejos de lo que parece cuando decimos ciertas cosas. Hemos de ser condenados por nuestros actos, no por nuestros pensamientos. Hay palabras que se convierten en actos, por ejemplo, las calumnias. Me pregunto: ¿no se está calumniando ahora masiva y libremente tanto al rapero como al político? Si la impunidad consiste en estar en el lado correcto en cada caso, hay algo que está funcionando muy mal. Y es peligroso.