EN CLAVE EUROPEA

El reto de financiar la nueva UE

Tractores de granjeros en una manifestación contra los acuerdos comerciales entre la UE y Mercosur, el 21 de febrero, en Rouen (Francia).

Tractores de granjeros en una manifestación contra los acuerdos comerciales entre la UE y Mercosur, el 21 de febrero, en Rouen (Francia). / periodico

Eliseo Oliveras

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ante la crisis existencial de la Unión Europea (UE) creada por la decisión británica de abandonar el proyecto europeo, los líderes de los demás 27 estados miembros se han comprometido en las cumbres de Roma y Gotemburgo a construir una Europa mejor, que atienda las preocupaciones y el malestar expresado por los ciudadanos. Pero el debate sobre el próximo marco presupuestario 2021-2027 en la cumbre de Bruselas muestra que hay países ricos que se resisten a respaldar esas promesas con medios financieros suficientes para cumplir los objetivos y que los Veintisiete se preparan a sacrificar parte de la política agraria y de cohesión.

La salida de Gran Bretaña de la UE privará al presupuesto comunitario de unos 10.000 millones de euros anuales a partir del 2021, según el documento elaborado por el presidente de la UE, Donald Tusk. Sin una mayor aportación de los Veintisiete resultará imposible mantener las actuales políticas comunitarias (cohesión económica y social, agricultura y seguridad alimentaria, crecimiento e investigación y ayuda humanitaria y acción exterior) y financiar las nuevas iniciativas (control de la inmigración y de las fronteras exteriores, defensa y seguridad e incremento de la inversión en infraestructuras, investigación, educación y protección social).

El techo de gasto del presupuesto europeo está fijado ahora en el 1% de la renta nacional bruta de la UE por imposición de Alemania y Gran Bretaña al aprobarse el actual marco presupuestario 2014-2020 en la cumbre del 8 de febrero del 2013. Esta cifra ya supuso un recorte respecto al 1,12% del marco financiero precedente (2007-2013) y es muy inferior al nivel del 1,25% del periodo 1993-1999, como detalla el documento elaborado por la Comisión Europea para la cumbre. Precisamente esta semana el Parlamento Europeo ha defendido subir el techo de gasto del marco presupuestario hasta el 1,3% de la renta bruta de la UE para poder financiar las nuevas prioridades y evitar recortar los fondos destinados a las políticas ya existentes.

Programa de investigación e innovación

El techo de gasto del 1% resulta insuficiente para financiar las promesas de la nueva UE. Por ejemplo, disponer de un sistema completo europeo de gestión y control de las fronteras externas de la UE, semejante al de Estados Unidos, supondría un coste global de 150.000 millones de euros en el conjunto de los siete años comparado con los 4.000 millones del sistema precario actual, según la Comisión Europea. Para evitar que la UE pierda competitividad económica y quede rezagada tecnológicamente, el Ejecutivo comunitario también estima que habría que doblar el presupuesto del Programa Marco de Investigación e Innovación hasta 160.000 millones para el conjunto de los siete años o como mínimo incrementarlo un 50% hasta los 120.000 millones.

Ante la oposición de Holanda, Austria y otros países a incrementar sus aportaciones, el comisario de Presupuestos, Günter Oettinger, plantea que la mitad de las nuevas necesidades se cubran con un incremento de contribuciones y la otra mitad desviando parte de los fondos agrícolas y de cohesión a los nuevos objetivos. Pero un recorte, aunque sea parcial, de los actuales presupuestos agrarios y de cohesión impediría cumplir correctamente los objetivos de esas políticas, que "son la esencia de la propia UE", como reconocen fuentes de alto nivel de la Comisión Europea.

Límite a las ayudas directas

Los gastos agrícolas, que representan aproximadamente el 39% del actual presupuesto de la UE, ya se están recortado de facto, porque su importe total está congelado desde el 2014. Un pequeño margen de ajuste en esta área podría venir de limitar las ayudas directas que reciben los grandes productores, ya que el 80% de los fondos van a manos del 20% de los agricultores, según la Comisión Europea.

La salida de Gran Bretaña de la UE rebajará por efecto estadístico en un 3,6% (unos 1.000 euros en el PIB per cápita anual) los umbrales de renta que marcan el acceso a las ayudas a regiones pobres, lo que sin medidas correctoras, supondrá también un recorte de facto de la partida global. Esto afecta a una docena de regiones europeas, entre las que figura Murcia. España además podría quedar excluida definitivamente del fondo de cohesión.

Las partidas de cohesión y agrarias han permitido amortiguar la reciente recesión en la UE y aseguran un mayor crecimiento económico en el conjunto de la UE. "Si esas partidas hubieran sido inferiores, el impacto social y económico de la crisis habría sido mucho peor", reconocen fuentes europeas de alto nivel. Frente a países como Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca, que se quejan de una excesiva contribución, la Comisión Europea señala que los países ricos obtienen un crecimiento adicional gracias a las ayudas a los países y regiones más pobres a través de mayores exportaciones y de las ventajas del mercado único.