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Cien años sin Presupuestos Generales

Todo indica a que caminamos que caminos hacia prórrogas presupeustarias sucesivas

Fátima Báñez y Cristóbal Montoro, el jueves, en el Congreso.

Fátima Báñez y Cristóbal Montoro, el jueves, en el Congreso. / AGUSTÍN CATALÁN

Jesús Rivasés

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Pedro Sánchez, ahora sí, controla y domina el PSOE. Ya no tiene urgencias y sí mucho tiempo por delante. Mejora relaciones con Felipe GonzálezSusana Díaz -quizá no le sonríen las encuestas en Andalucía- ya no es rival y, sobre todo, ha logrado una cierta sintonía con Mariano Rajoy.

El presidente quiere seguir hasta 2020 y ha hecho que Sánchez lo sepa. El jefe socialista no está entusiasmado con la idea, pero piensa que quizá también sea lo mejor para él y para su PSOE. No colaborará en el empeño con Rajoy.

Tampoco pondrá demasiados palos en las ruedas, aunque incordiará como en su rechazo -más de cara a una clientela dispersa que otra cosa- a que Luis de Guindos vaya al Banco Central Europeo (BCE). Y además nada le impide recurrir a una moción de censura cerca del final de la legislatura para caldear el ambiente.

Mariano Rajoy, en su objetivo 2020, quiere aprobar los Presupuestos Generales del Estado, pero también puede prorrogarlos sine die. Nada lo impide y hay ejemplos de comunidades autónomas que lo han hecho en repetidas ocasiones.

Sánchez lo sabe y lo utilizará contra el Gobierno, pero nada más, mientras la portavoz socialista en el Congreso, Margarita Robles, no acaba de hacer con todos los resortes de su bancada. Cristóbal Montoro, cada vez más poderoso, tiene listas sus huestes para presentar los Presupuestos en cualquier momento, pero también tiene engrasada la maquinaria para una y más prórrogas. Sin duda, es malo políticamente, pero puede ser bueno para el déficit e incluso para mantener ciertas ayudas de Bruselas.  hasta la estratosfera fiscal. 

No, no habrá 100 años de Presupuestos prorrogados como si la política española se sumergiera ahora en una especie de realismo mágico, ni tampoco los 150 para los que Montoro dice estar preparado, pero en el futuro las prórrogas pueden ser muy habituales.

La reforma electoral que apadrinan -extraña alianza contra natura- Ciudadanos Podemos quizá sea más o menos justa -lo mismo que cualquier otra ley electoral-, pero garantiza todavía más fragmentación parlamentaria. Complica, por lo tanto, la formación de mayorías y para alcanzar los acuerdos necesarios para aprobar presupuestos.

Maurice Duverger, en su ya clásico manual "Instituciones políticas y derecho constitucional", ya explicó que el primer objetivo de los sistemas electorales es el de garantizar la gobernabilidad y durante 40 años, el español lo ha conseguido.

Además el sistema electoral español no impide que Ciudadanos o Podemos, por ejemplo, obtengan más votos -muchos más- que el PP o el PSOE. Tan solo tienen que lograrlo y para eso no es necesario cambiar ninguna ley que, por supuesto, no es inmutable.

De momento, todo indica que caminamos hacia prórrogas presupuestarias sucesivas, y los países, sin tradición pactista, y con fragmentación parlamentaria, sin duda tendrán menos oportunidades en el futuro. También por eso es importante que un español sea vicepresidente del BCE. Ya lo dijo Felipe González, "¡echaremos de menos al bipartidismo!"