LA CLAVE

El aliento de Ciudadanos

Rajoy asegura que no necesita a Albert Rivera ni al PNV porque pueda prorrogar los presupuestos, pero su debilidad le aboca a agonizar toda la legislatura con la única ayuda del decreto-ley

Rivera felicita a Rajoy, reelegido presidente, el 29 de octubre del 2016.

Rivera felicita a Rajoy, reelegido presidente, el 29 de octubre del 2016.

OLGA GRAU

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Mariano Rajoy es un as en manejar los nervios y esperar fumándose un puro a que se desgaste todo el mundo. Pero la tensión por la sombra recortada de Ciudadanos, tras su victoria en Catalunya, está tensado a todo el partido popular y los frentes se le multiplican. Desde hace ya algunas semanas, el Gobierno viene amagando con que sin presupuestos se pueden hacer todas las cosas que antes decía que eran impensables, desde subir el sueldo a los funcionarios hasta rescatar las autopistas aunque genere nuevo déficit.

Tras ir preparando el terreno, Rajoy ha desvelado cual es su plan para quitarse  de encima la presión del partido naranja y del PNV, que no le apoyará mientras dure el 155 en Catalunya. Este es gobernar sin nuevos presupuestos en el 2018 y, si es necesario a la luz de que el conflicto catalán no amaina, también en el 2019, es decir, gobernar a golpe de decreto-ley. 

Técnicamente, Rajoy puede intentar finalizar la legislatura con cuentas prorrogadas, pero cabe recordar que los presupuestos son el principal instrumento que tiene cualquier gobierno para hacer política y sería deseable que en un entorno en el que la economía crece al galope se pudiera elevar el gasto y atender demandas sociales aparcadas durante la crisis.

Pero Rajoy se ha acostumbrada al decreto-ley como forma de vida. Entre octubre del 2016 y octubre del 2017, el Ejecutivo de Rajoy envió para su tramitación al Congreso tan solo 9 proyectos de ley. Por el contrario, abusó de la fórmula del decreto-ley, que supuso el 70% de las normas con rango de ley del primer año de legislatura. Supone una anormalidad, que aunque admitida y regulada por la Constitución en su artículo 86, debería utilizarse en casos extraordinarios y no como normalidad porque implica que  es el Gobierno, poder ejecutivo, quien redacta una ley suplantando así al Parlamento, poder legislativo.

El estilo de tramitar normas en el Congreso con carácter de urgencia y sin dar posibilidad de discusión a los grupos parlamentarios demuestra la debilidad en la que se encuentra el Ejecutivo. Y Ciudadanos está dispuesto a exprimirla.