LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Ya no somos a imagen de Dios

Si Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, ¿por qué no puede un hombre ofrecer su cuerpo para representar la imagen del hijo de Dios?

Emma Riverola

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Año 1.500. Alemania. Óleo sobre tabla. Autorretrato con traje de piel. También llamado Autorretrato de Alberto Durero. La obra del artista del Renacimiento es magnética. El realismo es abrumador. Parece que podrías contar cada cabello de su melena ondulada. Pero, sin duda, lo más excepcional son las sensaciones que provoca. Serenidad. Trascendencia. Hondura. Una mirada que destila profundidad. Una actitud hierática. Y la única mano que asoma en una posición muy cercana… a la bendición. Exactamente. El rostro y la actitud de Durero se parecen de forma extraordinaria a otras obras de la época como, por ejemplo, Cristo dando su bendición, del pintor flamenco Hans Memling.

¿Es posible que en los días en que la Iglesia controlaba la vida de todos hubiera un artista afamado que se atreviera a representar el rostro de Cristo utilizando el suyo propio? Parece que sí. Así se especuló en su época y así se interpreta en la actualidad. De hecho, el propio Durero se ratificó en dos dibujos posteriores en los que fundía sus rasgos con los de un Cristo preso del dolor. ¿Arrogancia? Puede. Pero también una manifestación artística enraizada en el mismo Génesis. Si Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, ¿por qué no puede un hombre ofrecer su cuerpo para representar la imagen del hijo de Dios?

El hombre a imagen de Dios…  ¿Y la mujer? Para responder esta pregunta vale la pena asomarse al trabajo actual de la artista afrocubana instalada en EEUU Harmonia Rosales. Concretamente, a su reinterpretación de la obra de Miguel Ángel La creación de Adán en la Capilla Sixtina. En la obra de Rosales, las figuras de Dios y de Adán se transforman en los cuerpos de dos mujeres negras. Una pintura que va mucho más allá de la provocación y que es una reflexión sobre la representación de la mujer en la cultura.

El Juzgado de lo Penal número 1 de Jaén ha condenado a pagar 480 euros a un joven por subir a Instagram un fotomontaje de su cara integrado en el cuerpo del Cristo de la Amargura… 518 años después de Durero.