Dos miradas

El silencio de Goya

En la actual tesitura, o compras todo el relato propagandístico del 'procés' o eres tachado de facha. Se buscan adhesiones, no pensamiento

FOTO DE FAMILIA Los galardonados de la 32ª edición de los Goya, con sus respectivos premios.

FOTO DE FAMILIA Los galardonados de la 32ª edición de los Goya, con sus respectivos premios.

Emma Riverola

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Muchas voces del independentismo afearon que en la gala de los Goya nadie hiciera una sola referencia a los presos del procés. Por no haber, ni siquiera hubo discursos en catalán, mientras el euskera brillaba en la entrega de premios. En su programa La Ventana, Carles Francino se ha hecho eco de esta ausencia: “¿a nadie le chirría que haya unos tíos en la cárcel, ¡en prisión preventiva!, que lleven tres meses sin juicio ni nada?”

¿Por qué no hubo una sola referencia a esas encarcelaciones? Más allá de las filias y las fobias de cada uno, el silencio es significativo. Tanto que, en vez de lanzarse a la crítica, el independentismo debería reflexionar sobre ello. Porque quizá son muchos los que creen que esas encarcelaciones son un abuso injustificable, pero se niegan a aceptar el relato propagandístico que se quiere imponer: son presos políticos, ergo, España es una dictadura, ergo, el procés es la lucha por la democracia y la libertad.

En la actual tesitura, o compras todo el relato o eres tachado de facha. Se buscan adhesiones, no pensamiento. Y por eso triunfan las voces no catalanas que solo aportan hooliganismo, esos que han ido buscando altavoces hasta que han encontrado una causa que se los ofrece. Las voces entusiastas alimentan el consumo interno de los convencidos, pero alejan a muchos que podrían convertirse en aliados. Los silencios también hablan. Basta con escucharlos en vez de vilipendiarlos.