tú y yo somos tres

Caña al mono y galletas con lombrices

ferran Monegal

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Es un personaje extravagante, aparentemente disparatado, excéntrico, chocante y enormemente atractivo. Decía el actor Juan Diego, que lo conoce bien: «Tú le ves, y aunque no le conozcas de nada, te entran unas ganas enormes de tenerle como amigo». O sea, que la elección de Bertín Osborne esta semana de hacer su sesión <i>Mi casa es la tuya</i> (T-5) alrededor de Quique San Francisco ha sido un golpe acertadísimo. Quique siempre genera simpatía. Es un don que le ha acompañado toda su vida. El encuentro ha sido disfrutable. Repleto de esas pinceladas surrealistas que Quique explica sin esfuerzo alguno porque su existencia, su currículo vital, es una sucesión de momentos estrambóticos la mar de divertidos. Su viaje al Nepal, tiempo atrás, con su compañera de entonces Rosario Flores, por ejemplo. Un mono babuino saltó de un árbol de pronto y le quiso arrebatar el plato de espagueti que estaba a punto de cruspirse. Y Quique le soltó un mamporro que dejó al monito tendido. Le metieron en la cárcel tres días. Decía: «Yo sabía que por esas zonas las vacas eran intocables, pero no me habían dicho nada acerca de los babuinos». No fue el único susto. Una semana después fue a comprar a un badulaque unas galletas y se las vendieron plagadas de lombrices. Se quejó airadamente. Y acabó en una mazmorra otros tres días. Quique pertenece a esa generación de cómicos herederos de los grandes faranduleros de finales del XIX y primeros del XX. Gente brillante, rara, genial y pintoresca, que son un espectáculo en sí mismos. Les pones en un escenario, o en un plató de televisión, y sin guion previo, ni libreto, ni nada en absoluto, te hacen un show muy entretenido con solo contar anécdotas de su vida. Bertín, con la ayuda del actor <b>Jorge Sanz</b>, le prepararon la comida. Quique la miró, cerveza en mano, y frunciendo el ceño dijo: «Perdonad, pero voy a salir un momentito». Volvió con una pizza.

Y GANADORA DE 'OT' 2018 ES... ¡AMAIA! .- Han resuelto el problema con notable arte equilibrista. Esta claro que la distancia musical de Amaia y Alfred, respecto del resto, es infinita. De modo que TVE-1 ha elegido para Eurovisión a ese dúo -a mi juicio ella en solitario (Al cantar) era superior- para que en la próxima gala puedan decir la frase «Y la ganadora de OT 2018 es... ¡Amaia!». Es un reparto bastante equitativo.