OPINIÓN

Messi, el solucionador de problemas

Messi celebra un nuevo tanto decisivo.

Messi celebra un nuevo tanto decisivo.

Albert Guasch

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Empezó el partido ante el Alavés con una dicotomía muy contemporánea. Celebración por la primera titularidad de una nueva estrella (Coutinho) y amargura por la marcha de otra prometedora flor (Sergio Gómez). Y acabó como siempre: con honores a Messi, ese infalible solucionador de problemas. El Barça jugó con el traje mal ajustado, como ancho por un costado y estrecho por el otro, y los zapatos sin atar. Incómodo, pues. Pero Messi, que tampoco se encontró a gusto durante todo el partido, dejó fastidiado a Pitu Abelardo y los suyos con una de esas faltas con barrera en la que es más fiable que desde el punto de penalti.  Otro fenómeno extraño y sobrenatural de un ser de otro mundo.

Dijo Abelardo en una entrevista publicada ayer por este diario que el tiempo que estuvo en el paro, antes de asumir el Alavés, vio literalmente "cientos de partidos". Podría decirse que se le notaron tantas horas de estudio. Su equipo se descubrió alegre, capaz de desplegarse, y sufriendo solo lo justo en todo un Camp Nou. Hasta el desenlace, claro. Hasta el empalme explosivo de Suárez y la flecha de Messi. O quizá hasta que Valverde relevó a los dos laterales. 

Incómoda demarcación

Curiosa manera de arreglar un traje, de buscar el gol. Desde las bandas de atrás. Cosas del Barça. También ayudó apartar de escena a quien era el foco inicial de la curiosidad general. Se recuperó la fluidez perdida al irse Coutinho. No pareció beneficiarle nada desenvolverse por la derecha. No sabía cómo poner el cuerpo, hacia dónde mirar, si ponerse más aquí o más allá.

Deslumbró en el Liverpool por el interior izquierdo. La misma demarcación por la que ilusionó en su estreno ante el Espanyol en la Copa. Sin embargo en la selección de Brasil no tiene más remedio que irse lejos de la zona de acción de Neymar y moverse por donde jugó ayer. Cuestión de galones. Y aquí, cuestión de que aprenda el manual del Barça. Todo a su tiempo. Mientras esté Messi solucionando contratiempos, se dilatará la paciencia.