La lacra del machismo

¿Por qué es tan difícil la predicción del riesgo en violencia de género?

Hay que revisar los actuales mecanismos de prevención de las agresiones y hacerlos más exigentes

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MARÍA CONCEPCIÓN TORRES

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Convivimos con la violencia de género. Una afirmación dura pero real. De ahí que resulte tan complicado la percepción del riesgo, incluso, para las propias víctimas y su entorno. Y, de ahí, que la identificación del mismo por parte de los profesionales que trabajan en este ámbito no resulte fácil. Y es que la predicción del riesgo –identificación y detección del riesgo objetivo– en materia de violencia de género se ha articulado (y se articula) bajo las premisas de un modelo normativo de lo humano 'varón' que no ve amenazada su integridad física y moral ni su vida a través de actos que, normalmente, se suelen concretar en empujones, insultos, vejaciones, humillaciones, ridiculizaciones, amenazas, etc. Actos a los que si bien en cualquier otro tipo de violencia interpersonal no cabría prestar mayor atención, en el ámbito de la violencia de género resultan cruciales ya que forman parte de un 'continuum' cuyo objetivo es el dominio y control de la víctima en su dimensión personal, familiar y laboral/profesional por parte del agresor.

Por tanto, es importante precisar y entender que la violencia de género en el ámbito relacional de la pareja o expareja excede del hecho y/o agresión puntual porque se está ante un tipo de violencia que –con mayor o menor intensidad– es continuada en el tiempo y se basa en un modelo afectivo/relacional asimétrico y desigual. Los datos vienen a corroborar estos extremos:

–El 57,5% de los delitos instruidos por parte de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer en el tercer trimestre del 2017 (23.677 sobre un total de 41.194) han sido por lesiones y malos tratos englobados en el art. 153 CP. Esto es, ante lesiones leves, golpes o maltrato de obra sin causar lesión, etc. 

–El 46,43% de los delitos por los que se condenó en el 2016 fue por el maltrato ocasional del artículo 153 CP, seguido por el de amenazas leves del artículo 171.4 CP (18,77%), según datos de la Memoria de la Fiscalía General del Estado presentada en septiembre del 2017. 

–Con respecto a delitos como el 'stalking' u hostigamiento son de reseñar las 150 sentencias condenatorias dictadas en el 2016 y de las que se hace eco el informe de la Fiscalía.

A mayor abundamiento son de reseñar los datos recogidos en el Informe del Consejo General del Poder Judicial sobre víctimas mortales de la violencia de género y de la violencia doméstica en el ámbito de la pareja o expareja correspondiente al año 2015. Del análisis del historial de denuncias previas registradas antes del asesinato u homicidio conviene prestar especial atención a los siguientes ítems:

–En un 69% de los casos, las mujeres que posteriormente fueron asesinadas denunciaron puñetazos y golpes.

–En un 54% de los casos las mujeres – que posteriormente fueron asesinadas– denunciaron insultos, desprecios y vejaciones.

–En un 46% de los casos las mujeres denunciaron amenazas no específicas.

–En un 38% de los casos denunciaron acoso a través de continuas llamadas telefónicas u otros medios.

–En un 15% de los casos denunciaron mordeduras, pellizcos y escupitajos.

En relación a la violencia económica, en un 15% de los casos las mujeres denunciaron no tener acceso al dinero familiar y, por lo tanto, la necesidad de tener que pedir dinero al agresor para realizar cualquier compra.

Dominio y control

Lo sucintamente expuesto evidencia la importancia –como pone de manifiesto el propio Consejo General del Poder Judicial en su informe– de «conocer la naturaleza de los hechos que las mujeres denuncian, para comprender que el maltrato – la violencia de género– es una cuestión de dominio y control». 

Dominio y control que da sustento a un tipo de relación afectivo/convivencial desigual y discriminatoria para las mujeres pero naturalizada, en líneas generales, a nivel social salvo en los casos de agresiones más graves en donde la sanción y el reproche social es incuestionable. De ahí la importancia del replanteamiento de los mecanismos arbitrados para la predicción del llamado 'riesgo objetivo' en violencia de género puesto que los datos son contundentes y evidencian que en violencia de género no existe el riesgo bajo o no apreciado para las víctimas y tampoco el riesgo medio. En violencia de género el riesgo siempre es alto