Opinión | EDITORIAL

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Las inversiones pendientes para soterrar vías

hasta ahora solo ha habido promesas y muy pocas realidades en Sant Feliu, L'Hospitalet y Montcada i Reixac

Trenes pasando por las vías que serán cubiertas en L'Hospitalet.

Trenes pasando por las vías que serán cubiertas en L'Hospitalet. / FERRAN NADEU

La visita del ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, permite augurar que el proyecto de soterramiento de la vía férrea en Sant Feliu de Llobregat va a ser por fin una realidadsoterramientoSant Feliu de Llobrega. Si nos atenemos a las promesas del Gobierno, en la línea de fortalecer las inversiones en Catalunya, se prevén la licitación de las obras en el 2019.

Asimismo, otra antigua y potente reivindicación popular, la de la supresión del paso a nivel del Bogatell, en Montcada i Reixac, entra en una fase decisiva tras la adjudicación del proyecto básico para soterrar la línea R-2. Tanto en una localidad como en la otra –como también en L’Hospitalet, próxima parada del ministro para anunciar la inminencia del soterramiento y del intercambiador de La Torrassa, clave en la red ferroviaria del cinturón barcelonés– al moderado optimismo se le pone sordina porque la experiencia de las promesas incumplidas durante mucho tiempo, no ha hecho sino reforzar la incredulidad de vecinos y responsables políticos.

En Sant Feliu, el proyecto estaba redactado y aprobado desde el 2010, y fue en el 2007 cuando se firmó un convenio en Montcada entre Adif, el ministerio y el ayuntamiento, y cuando se aprobaron las obras en L’Hospitalet. Y hasta ahora solo ha habido promesas y muy pocas realidades. La sensación de desamparo, las lamentables cifras de víctimas, el hecho de tener ciudades partidas por la mitad, con el consiguiente caos urbanístico y circulatorio, deben desaparecer cuanto antes. Es una urgencia de primer orden.