LA CLAVE

Tres dimisiones en una

Tras atesorar más poder que Pujol, Mas deja una autonomía suspendida, una Catalunya dividida y un partido arruinado y acorralado por la corrupción

Artur Mas junto a Marta Pascal, ayer, en la reunión ejecutiva del partido.

Artur Mas junto a Marta Pascal, ayer, en la reunión ejecutiva del partido. / periodico

ENRIC HERNÀNDEZ

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Hace seis años Artur Mas atesoraba al frente de CiU más poder institucional del que jamás llegó a detentar Jordi Pujol: presidía la Generalitat con 62 diputados en el Parlament, regía el Ayuntamiento de Barcelona y las cuatro diputaciones y, por vez primera, había vencido en unas generales en Catalunya. Hoy son historia tanto CiU como la propia Convergència, acechada esta por la financiación ilegal y a la espera de condena por el 'caso Palau'. El malogrado PDECat ha sido suplantado por el Junts per Catalunya de Carles Puigdemont (34 escaños), derrotado en las urnas por Ciutadans. Y Catalunya está dividida como nunca, con la autonomía suspendida y la gobernabilidad, en el aire.

Este es, en suma, el legado que Mas deja al dar, finalmente, un paso atrás como presidente del PDECat, secuela del "paso al lado" del 2016 --su forzoso descabalgamiento de la Generalitat-- y consecuencia directa del paso en falso del 2012, cuando con su golpe de timón al catalanismo embarcó a Catalunya en la actual deriva independentista. Como una 'matrioska', su marcha de la primera línea política contiene tres dimisiones en una.

¿EL 47% NO BASTA?

Dimite el padre de una "transición nacional" que ha mutado en regresión autonómica. Un lustro de maniobras y de movilizaciones que no ha procurado ni una sola contrapartida beneficiosa para los catalanes, pero que sí los ha enfrentado entre sí y ha espantado a las empresas. Tiene razón Mas al afirmar que con el 47% de los votos el independentismo no puede imponer su proyecto; lástima que no lo dijera tras sus 'plebiscitarias' del 2015, cuando el soberanismo cosechó idéntico porcentaje.

Dimite un 'president' ultraliberal para ejecutar recortes sociales, 'business friendly' cuando convenía suprimir el impuesto de patrimonio y casi revolucionario para granjearse, en vano, el 'sí' de la CUP.   

Dimite también el líder que defendió los tratos de CDC y Fèlix Millet, para luego devolver el dinero. Que negó el cobro de 6,6 millones en comisiones vía Palau, acreditado por el fiscal. Bajo cuya presidencia se tejió la trama del 3%. Y con un partido arruinado por los embargos y las condenas venideras.