TRIBUNA

El pase de Lobotka

El eslovaco logró con una sencilla acción desarbolar la defensa del Barça en el empate del Celta

Lobotka disputa el balón a Paulinho en Balaídos.

Lobotka disputa el balón a Paulinho en Balaídos. / periodico

Axel Torres

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En las jugadas largas -y más si acaban enredándose en su desenlace-, a menudo pasan inadvertidas algunas acciones brillantes que las originan. Sucedió el jueves en Balaídos en el gol del empate del Celta. Aspas recibió cerca de su propia área, de espaldas, con Vermaelen Busquets pisándole los talones. El genio de Moaña hizo algo sorprendente: se puso a conducir hacia atrás, acercándose a una zona en la que estaban también Paulinho André Gomes, y pronto pareció rodeado por cuatro oponentes. Pero consiguió darle la pelota a Lobotka, y este, con una sencillez que contribuyó a que la acción pasara desapercibida, controló el balón, esperó un instante a que los rivales se le acercaran y lo soltó hacia el lugar al que Aspas estaba desmarcándose. Cuando le devolvió la pelota, Busquets, Paulinho André Gomes habían quedado eliminados, sin ninguna posibilidad ya para cortar la jugada, y Vermaelen se encontraba vendido ante un Aspas que iba a encararle de cara a toda velocidad. Iago tocó para Jozabed y el contragolpe ya estaba lanzado. El Celta tenía superioridad y acabó marcando el 1-1.

No fue la única vez que la capacidad de Lobotka para dar una salida limpia a la pelota ante situaciones de presión permitió al Celta desordenar al Barcelona. Ocurrió a menudo, de hecho, durante todo el primer tiempo. El joven eslovaco cometió un error de bulto en una pérdida tras conducir demasiado en campo propio, pero todas las demás decisiones que tomó fueron impecables. Piensa rápido, posee una visión panorámica del juego y pasa con brillantez. Sorprende que juegue tan retrasado en el campo porque es bajito y menos poderoso físicamente que los pivotes prototípicos, pero es dinámico, veloz y agresivo, algo que le ayuda a defender. Y cuando sale con el balón controlado y se atreve a retar a rivales en el uno contra uno es inevitable acordarse de Modric. Quizá él y Arthur, el brasileño del Gremio al que sigue el Barcelona, sean los dos jugadores más parecidos al fenómeno croata del Madrid que han surgido en los últimos tiempos.

El partido copero del jueves confirma el acierto de la secretaría técnica del Celta, que apostó por un chico que sólo había jugado en la liga eslovaca, en la danesa y, en medio, en el filial del Ajax. Resulta reconfortante que en un mundo del fútbol en el que los talentos prometedores son captados cada vez de manera más precoz por los clubs más poderosos, aún haya apariciones sorprendentes que den valor al trabajo de ir a mirar a donde casi nadie mira. Es cierto que Lobotka destacó en tres partidos de la Eurocopa sub-21 pocas semanas antes de que lo fichara el Celta, pero el rastreo del mercado danés -muy explotado por los vigueses- le permitió tenerlo controlado desde mucho antes, cuando ya brillaba en el Nordsjaelland. Aunque ahora a la entidad de Balaídos se le presenta un reto más complicado aún que haber encontrado a Lobotka: retenerlo cuanto más tiempo mejor. Si repite regularmente actuaciones como la de anteayer, no va a ser sencillo.