Los segundos son de Primera

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Antonio Bigatá

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No hagan caso de los números, que a veces son inexactos y reflejan mal la realidad. Según ellos en Balaídos hubo un 1 a 1, es decir un empate. Pero la verdad es que Vigo tuvo un nítido vencedor: Valverde. Nadie lo puede discutir. Aprovechó a tope la noche del jueves. Arriesgó, revolucionó con éxito los esquemas y cumplió los objetivos.

¿Repasamos esos objetivos? Eran encarrilar la eliminatoria copera (hecho), dar descanso a los titulares ante lo que viene (hecho), estimular a los reservas (hecho), darle minutos a Dembelé para que recupere la forma (hecho), conceder otra oportunidad a ese chico del B, Arnaiz, que cada vez que sale con el primer equipo del Barça demuestra buen olfato de gol (hecho). No se ganó el encuentro, es cierto, pero los blaugranas lo merecieron, volvieron a chutar dos veces a los postes y fallaron oportunidades claras para decantar esta ida del partido de Copa.

Solo tres titulares

Aunque el técnico volvió a demostrar la solidez de sus conocimientos e intuiciones el Barça vivió ese partido varias paradojas. La principal, que en el once inicial únicamente figuraban tres titulares (PiquéBusquets Paulinho) y que fueron ellos, precisamente ellos, los menos acertados. En lo colectivo pareció que extrañaban la ausencia de los compañeros habituales y que echaban en falta la batuta de Messi; en lo individual los tres estuvieron imprecisos.

Según los números, en Balaídos hubo un empate, pero la verdad es que en Vigo hubo un nítido vencedor: Valverde

En cambio los otros hombres, los menos habituales en las alineaciones, se desenvolvieron cada uno a su altura y armaron un conjunto práctico con el control del juego, triangulaciones continuas y el espíritu ofensivo que caracterizan al Barça (aunque, eso sí, con menos alardes que en las grandes exhibiciones de Iniesta y compañía).

¿Las buenas noticias? Que el segundo equipo funciona. Tiene fuste para enfrentarse sin complejos a un rival tan poco sencillo como el Celta. Mientras, los cacareados reservas del Madrid necesitaban aquello de penalti va y penalti viene para doblegar a un más modesto Numancia. Otra cosa positiva: que los mejores fuesen Vermaelen, esa gran sorpresa del año,  y por una vez André Gómes, que salvo en lo de chutar a puerta estuvo a nivel de buen titular del Barça. Son dos candidatos a participar con éxito en los grandes choques que vienen. Denis Suárez, en cambio, desperdició remates fáciles, Cillessen blocó mal varias pelotas y Aleix Vidal quiso jugar en tantos sitios que se le echó en falta en la construcción de juego, que es donde el equipo le necesitaba.

La reaparición de Dembélé

¿Qué hizo Dembélé? En realidad nada, aunque eso era precisamente lo que le tocaba hacer en una reaparición tan breve y casi simbólica tras su calvario. En los 20 minutos que pisó el campo se mostró ágil, rápido y voluntarioso pero sin estar encajado en absoluto en las mecánicas automáticas del once. Ahora lo importante es que se ruede tranquilamente y los seguidores le dejen hacerlo sin apretarle.

Por sus maneras, todo puede ir muy rápido. Era un gran jugador y puesto en un gran equipo está condenado a triunfar. Pero Valverde, el gran triunfador de Balaídos, ha de encontrar las variaciones de juego que debe efectuar el equipo para aprovecharlo. A esta figura y a las que pueden llegar próximamente, si llegan.