Opinión | LIBERTAD CONDICIONAL

Lucía Etxebarria

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Propósitos de año nuevo que no vamos a cumplir

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Este artículo lo escribo después de haber sido víctima de una presunta estafa. He de escribir «presunta» pues hasta que el juez no dictamine lo que pasó no puedo escribir otra cosa. Por esa razón mi año acaba desastrosamente. Problemas económicos, sobrecarga de trabajo y, sobre todo, el dolor inmenso de haber sido engañada por una amiga.

Se supone que a final de año tenemos que hacer recuento de lo que hemos hecho este año y redactar propósitos para el año nuevo. Mi propósito debería ser «no fiarme más de la gente». Pero sé que no lo voy a cumplir. A la larga, siempre caigo. Siempre me engañan, porque soy estúpidamente crédula hasta niveles abisales.

Y porque soy una cebra.

En mi último libro, 'Por qué el amor nos duele tanto', cuento cómo aprendí, de manera muy dolorosa, que la vida se divide en dos: leones y cebras. Los leones son los predadores. Y las cebras somos esas personas que hemos aprendido a camuflarnos con rayas para esconder nuestra condición. Porque somos las presas perfectas. Porque somos confiadas, vulnerables e hipersensibles. Yo soy una cebra, nací así y, aunque me repita a mí misma cada vez que me engañan que no volveré a confiar, me vuelven a engañar. Nací cebra.  

Y eso es lo que nos pasa a todos con los propósitos de año nuevo. Que nos proponemos cosas que no vamos a poder cumplir.

Adelgazar, por ejemplo. Desde luego que si usted pesa más de 120 kilos, necesita usted adelgazar. Pero las personas que tenemos un sobrepeso moderado respecto a las tablas que nos venden como modelos de perfección, casi nunca conseguimos adelgazar de forma definitiva. Adelgazamos, sí, pero luego viene el efecto yo-yo, y volvemos a la casilla de salida. Así que, si me estás leyendo... ¡abandona ese propósito!  Piensa en uno más realista. Comer de manera más sana, quizá. O contratar a un estilista que saque el mejor partido de tu cuerpo. Aprender a maquillarte. Dejarte barba y pasar de ser el gordito de la oficina al oso sexi. Colgarte en la nevera fotos de Crystal Renn, Queen Latifah, Cristina Hendricks, Jack Black, Kevin James, Ice Cube o Pepón Nieto para recordarte que hay gente muy atractiva con sobrepeso.

La vida se divide entre leones y cebras. Y yo soy una cebra: la presa perfecta. Confiada, vulnerable e hipersensible

Aprender otro idioma. Segundo 'hit' en la lista de propósitos. Vamos a ver, como estudiante de psicología te lo digo… La memoria tiene mucho que ver con la emoción. Te metería un largo rollo neurocientífico sobre el hipocampo y la amígdala, pero no tengo espacio. Lo que cuenta: se recuerdan más los acontecimientos que nos han influido poderosamente a nivel emocional, y todo lo relacionado con ellos. Así que en lugar de proponerte «Voy a ir a una academia a aprender inglés», proponte «Me voy a liar con alguien que hable inglés». Si tienes pareja y no habla inglés, lo único que se me ocurre es que te plantees explorar el maravilloso mundo del poliamor. O que veas todas, todas las series y películas que te emocionen en su versión original.

Dejar de fumar. Sí, eso debes hacerlo. Como sea. El tabaco es muy peligroso para ti y para los que te rodean y no puedo por menos que animarte. Pero cambia el propósito. Ha de ser: «Pedir a los que me rodean y me quieren que me ayuden a dejar de fumar». Porque para conseguirlo necesitas apoyo  emocional y técnico, consejos, compañía y recompensas. Llama ya mismo a la Asociación Española Contra el Cáncer. Tienen programas gratuitos para ayudarte. Y conciencia a tus familiares para que te sigan en el programa. No lo intentes solo/a.

En fin, a lo que voy. No hay que buscarse objetivos imposibles. Hay que proponerse cosas que uno de verdad pueda conseguir. Y también hay que aceptar que las personas somos como somos. Que algunos somos crédulos e ingenuos, otros tenemos sobrepeso, otros son negados para los idiomas (mira, yo hablo cinco, pero soy gordita y crédula), otros son más susceptibles a las adicciones de cualquier tipo (café, tabaco, cocaína…), porque  la adicción tiene un componente genético, pero tampoco voy a soltar otro rollo sobre neurociencia. Y cada uno es como es. Pero que la única persona que te va acompañar a lo largo de toda nuestra vida eres, precisamente,  tú mismo/a.

Así que el mejor propósito de año nuevo debería ser éste:

Aprender a quererme y a aceptarme a mí mismo/a.