Análisis
¿La llave de los 'comuns'?
Confiaron que el independentismo se estrellaría por el precipicio mucho antes del 1 de octubre, y cuando este se acercó en el horizonte no calibraron la magnitud de la ola
Esther Vivas
Periodista. Autora de 'Mamá desobediente'.
ESTHER VIVAS
La llave de los comuns que Xavier Domènech paseó por Catalunya finalmente no será decisiva. La dinámica plebiscitaria en torno a la independencia que ha marcado estas elecciones les ha pasado factura. La extrema polarización de esta contienda electoral ha jugado a la contra de la propuesta de Catalunya en Comú–Podem. Introducir otras cuestiones, más allá de independencia sí o no, ha resultado imposible. Los temas sociales y de regeneración democrática, donde se mueven mejor los comuns, han desaparecido del mapa. A remolque de un eje que no es el suyo y en el que nunca se han sentido cómodos, los comuns se han hallado en medio de un verdadero sándwich.
Objetivamente no tenían una tarea fácil. Su base social es muy plural en cuanto a la cuestión nacional se refiere y ante la polarización buena parte de ella se ha movido a otras formaciones. A la espera de que los estudios poselectorales nos den datos precisos, parece claro que parte de quienes votaron a los comuns en las elecciones generales del 20-D y el 26-J y en las municipales del 24-M ahora pueden haberlo hecho tanto por ERC y la CUP como por C’s y el PSC. Las fugas se han dado en ambos lados del espectro político.
Los comuns arrasaron en las pasadas elecciones generales, convirtiéndose entonces en la fuerza ganadora, poco después de haber conseguido contra todo pronóstico la alcaldía de Barcelona. Pero tras sus primeros éxitos electorales optaron por una política pasiva y expectante en el debate independentista. Confiaron que el independentismo se estrellaría por el precipicio mucho antes del 1 de octubre, y cuando este se acercó en el horizonte no calibraron la magnitud de la ola en ascenso.
Un plan de rescate ciudadano
¿Con otra política hubieran tenido mejor fortuna? No es posible saberlo, claro. Sin embargo, la pasividad casa mal con la vocación de mayorías. Intentar colocar una hoja de ruta constituyente para Catalunya, compatible tanto con horizontes independentistas y federalistas, y un plan de rescate ciudadano hubiera sido seguramente más audaz. El resultado de los comuns debe relacionarse con una dinámica más general de malas noticias para las fuerzas de izquierdas. Dos partidos de derechas han sido los más votados, Ciutadans y Junts per Catalunya. ERC volvió a ser superada por Puigdemont y la CUP sufrió un serio contratiempo. El doble retroceso de comuns y CUP reducirá las voces alternativas. Un dato a tener en cuenta. Aunque las dos fuerzas se ignoran mutuamente, son las únicas que se sitúan fuera de la política económica ortodoxa.
La lectura que los comuns hagan de sus resultados y de cómo han llegado hasta aquí será decisiva para su futuro. Trazar una agenda constituyente catalana para no volver a ser espectadores parece necesario, en un escenario donde además el independentismo tendrá que replantearse su estrategia. Y, más allá de este 21-D, si Catalunya en Comú quiere relanzarse tiene el reto de no presentarse como, ni convertirse en, una fuerza política parlamentaria convencional. Hay vida fuera de las instituciones.
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