Un pilar básico en el desarrollo

Universidades: el voto de su vida

Los rectores de la UAB, UB y UPC urgen a recuperar los 1.000 millones anuales recortados por la crisis

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ALBERT BRANCHADELL

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En noviembre la Associació Catalana d’Universitats Públiques presentó en sociedad Impactes socioeconòmics de les universitats públiques i el sistema públic de recerca de Catalunya, un detallado estudio que pretende sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de las universidades como pilar básico del desarrollo del país.

En el año 2015 el sistema catalán de universidades públicas generó un total de 2.955 millones de euros de PIB, lo que supone una contribución del 1,4% al PIB total de Catalunya. Que este sistema es más que rentable lo muestra el hecho de que por cada 100 euros de gasto público se produjo una contribución de 402 euros al PIB.

Cualquiera que lea estos datos llegará a la misma conclusión: habría que invertir más en el sistema. Sin embargo, esto no es lo que ha sucedido en los últimos lustros. En el 2015 se publicó El finançament de les universitats públiques a Catalunya, 1996-2014, otro detallado estudio en el que se puso de manifiesto que entre 2009 y 2012 las transferencias públicas al sistema catalán de universidades se redujo un 45%. Y el fin de la crisis no ha alterado la situación.

Alerta sobre la infrafinanciación

El 27 de octubre de 2016 los rectores de las universidades catalanas y Margarita Arboix (la única mujer rectora de todo el sistema) publicaron una solemne declaración para reclamar a la Generalitat un modelo de financiación que asegure la suficiencia económica de las universidades, con la financiación media de los países de la OCDE en el horizonte, que es el 1,22% del PIB (a mucha distancia del 0,8% actual). En mayo de 2017 los dos rectores y la rectora de las tres universidades más grandes (UAB, UB y UPC) tuvieron que hacer un dramático llamamiento para alertar de la infrafinanciación que vienen padeciendo, que pone en peligro su mismísimo funcionamiento ordinario. Según ellos, a corto plazo habría que recuperar los 1.000 millones anuales que recibían las universidades antes de la crisis.

El programa
del PSC es el único del 'bloque del 155' que responde a la inquietud de los rectores por la infrafinanciación de la universidad pública

Antiguamente las campañas electorales eran una buena ocasión para plantearse los retos del país y hacer propuestas para afrontarlos. ¿Cómo andamos de promesas electorales en materia de financiación universitaria? Veamos primero lo que dice la coalición saliente. Junts per Catalunya promete lo que no hizo cuando formaba parte de Junts pel Sí: «Incrementar la financiación para las universidades y centros asociados a la altura de las necesidades existentes y de las del país al cual dan servicio». Ninguna mención al 1,22% del PIB. ERC peca de lo mismo, con la diferencia que alude indirectamente a la OCDE, al concretar que la «financiación adecuada» que debe permitir realizar sus tareas a las universidades equivale a «financiación homologable a la de los países más desarrollados». El tercer socio de la mayoría saliente no mejora la oferta: después de denunciar la «nefasta» financiación universitaria, se contenta con señalar que los poderes públicos deben garantizar el papel de las universidades como centros de creación y transferencia de conocimiento, razón por la cual «es imprescindible aumentar los recursos destinados a la investigación». Más vago imposible.

¿Qué dice la oposición saliente al respecto? Ciudadanos se compromete a consolidar la excelencia de las universidades de Catalunya y para ello promete crear «líneas de financiación adicionales». Nada de reformar el sistema de financiación actual ni de acercar la subvención pública a ningún parámetro conocido. El PP dice todavía menos: en su lista de 150 propuestas (que no programa electoral) hay tres menciones a la universidad, ninguna de las cuales se refiere a la financiación.

Alcanzar el compromiso europeo

¿Y el presidenciable Iceta qué nos dice? Su programa electoral es el único del bloque del 155 que responde a la inquietud de los rectores y la rectora catalanes. Según el PSC, las universidades irán dentro de un Plan Nacional para la Universidad, la Investigación y la Innovación 2018-2023 que deberá alcanzar «el compromiso europeo de dedicar el 3% del PIB a este ámbito». Curiosamente, y fuera ya de los bloques, Catalunya en Comú Podem plantea casi literalmente el mismo objetivo: diseñar un nuevo plan R+D+I con una dotación progresiva «hasta el 3% del PIB».

De todo este análisis de programas electorales acaso pueda extraerse una lección general. Las promesas más cercanas a las necesidades de la sociedad están en los programas que se plantean estas elecciones como unas elecciones de verdad, para formar un nuevo gobierno e impulsar nuevas políticas. Los demás programas pierden demasiado espacio prometiendo construir repúblicas, o prometiendo destruirlas.