Dos miradas

Pavonearse

En los diversos discursos españolistas se concentra una compartida idea sobre el 155: se dibuja como una maniobra política que, por medio de la aparente asepsia, pretende una cirugía invasiva

Acto central de PPC en Salou, con la presencia del presidente Mariano Rajoy.

Acto central de PPC en Salou, con la presencia del presidente Mariano Rajoy. / periodico

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Ya sé que las declaraciones de Borrell, Soraya y Albiol forman parte de la euforia que se destila en un mitin y que se han de entender en este estado de efervescencia, pero quizá hablar de «desinfección» no es la manera más simpática de decir las cosas. Iceta quería cerrar las heridas, es decir, suturar, pero Borrell considera que antes es necesario eliminar los organismos patógenos que pueden causar la infección. Sanitariamente, nada que decir: es el protocolo adecuado. Ahora, cuando nos trasladamos del mundo metafórico de la clínica a la realidad política debemos convenir que «desinfectar» tiene unas connotaciones poco saludables. Se parece al «descabezado» con el que Soraya se pavoneó en su afán de capitalizar el  esfuerzo del PP a la hora de «seguir liquidando el independentismo». Una autoría que el partido que «ha hecho volver la normalidad a Catalunya», en palabras de Albiol, no puede admitir que sea despreciada en las encuestas. «Es un auténtico descrédito que da autoridad moral a los independentistas».

Más allá de los exabruptos, del desprecio o de la nada inocua dinamita contra la separación de poderes, en los diversos discursos españolistas se concentra una compartida idea sobre el 155. No ha sido una medida urgente para preservar la ley sino que se dibuja como una maniobra política que, por medio de la aparente asepsia, pretende una cirugía invasiva. Un obús cuya trayectoria describe una parábola de larga extensión.