Dos miradas

44 piezas

El auto del juzgado de Huesca trata las obras de arte del Muso de Lleida como si fueran un botín de guerra

Dos de las preciadas cajas sepulcrales de Sijena custodiadas por el Museu de Lleida.

Dos de las preciadas cajas sepulcrales de Sijena custodiadas por el Museu de Lleida.

JOSEP MARIA FONALLERAS

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El aparato judicial del Estado parece que opta por los hechos consumados en lugar de seguir el camino de la cautela. O quizá es que tiene una forma peculiar de leer el diccionario. Cautela es prudencia y prevención, pero la Justicia ha emprendido la vía contraria, entendiendo la provisionalidad no en el sentido de ajustada a un tiempo sino como medida que reemplaza y asume la idea de algo definitivo. Ha pasado con los presos políticos y está pasando también con <strong>las obras de Sijena</strong>.

Dejemos ahora de lado las razones expuestas por Aragón y las que defiende la Generalitat. Es un conflicto que admite matices y que debería poder desarrollarse en el seno de una demanda que se resolviera en el entorno de un proceso donde todas las partes tuvieran asegurada la posibilidad de exponer sus argumentos. Ahora, esto no ocurre, porque los derechos de la Generalitat están conculcados por 155.

El problema gravísimo es el auto del juzgado de Huesca, con una innecesaria llamada a "utilizar la fuerza", que trata las 44 piezas del Museo de Lleida como si fueran un botín de guerra. La Xarxa de Museus d’Art de Catalunya deja bien claro que tanto la ley como los informes de conservación "aconsejan no ejecutar el traslado hasta que no haya una sentencia definitiva". ¿Por qué esta obsesión por entrar en el Museo de Lleida 'manu militari' cuando el auto no hace sino poner en peligro el patrimonio colectivo? Más cautela y menos fanfarria, por favor.