tú y yo somos tres

Aquel oasis en que fuimos tan cobardes

ferran Monegal

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Comenzó en abril con la corrupción en el Reino de Valencia, paraíso de las podredumbres del PP. Ahora ha visitado Catalunya. Y supongo que va a seguir de autonomía en autonomía. ¡Ah! Estas <i>Malas compañías </i>(La Sexta) de <b>Cristina Pardo</b> es un retrato necesario de esa España que Ortega creía invertebrada, pero que resulta que está divinamente vertebrada bajo el signo de los corruptos. Cristina ha tenido varios encuentros en Catalunya. Por ejemplo, el empresario que confesó que grandes jerifaltes -políticos, consellers y familia del pujolismoSEnDle exigían el pago, no del 3%, sino del 20% en calidad de puro latrocinio. También el viaje en Seat 600 con <b>Victoria Álvarez</b>, la fulana del fill gran, como la llaman para denigrarla en los círculos concéntricos de la sagrada familia, irritados porque se atrevió a contar todo lo que sabía de los viajes en Audi A-6 o en Lamborghini, cargados de billetes rumbo a paraísos. O la dramática conversación con Carmen Fargas, viuda de Joan Cogul, implicado en el caso Turismo, que acabó suicidándose en Manila -su viuda fue obligada a declarar que había sido un ataque al corazón-, porque sus compañeros de partido, que le manejaban y se lucraban, le habían dejado con todo el marrón y más solo que la una. De todo este mosaico fétido quisiera hablarles un instante de la cena en La Camarga -lugar oportuno- con los periodistas Enric González y Lluís Foix. Su testimonio fue una valiente catarsis sobre nosotros mismos. Les preguntó Cristina, ¿qué es el oasis catalán? Ambos coincidieron: es el silencio, el esconder lo que ocurre. O sea, l'omertà, el sagrado principio de la mafia, la ndrangheta y la camorra. Contó Foix que una vez Pujol le preguntó: «¿Qué dice la gente?». Le contestó: «Que su hijo cobra comisiones». Y Pujol le respondió, aludiendo al caso Filesa que tocó de lleno al partido socialista: «Josep Maria Sala está en la cárcel, ¿verdad? Pues mi hijo hace lo mismo pero mejor y de forma más eficiente». O sea, a los otros les pillan por burros. Y Enric González añadió con tristeza: «Pujol controlaba los medios. Mentíamos por omisión. Fuimos muy cobardes los periodistas».

Valiosa catarsis la de González y Foix. Y útil periplo el de Cristina retratando a los corruptos. Eso es lo que deberían haber hecho hace tiempo las cadenas públicas TVE y TV-3. Y no lo han hecho nunca.